"No somos guerrilleros pero pronto lo seremos"

AutorSantiago Igartua y Juan Carlos Cruz Vargas

A las 4:30 de la madrugada del sábado 1, cerca de 300 jóvenes salieron del Monumento a la Revolución rumbo a San Lázaro. Cubiertos los rostros con capuchas y paliacates dijeron ser estudiantes del movimiento #YoSoyl32.

Su intención: formar un cerco humano contra las vallas detrás de las que se recluyó el nuevo gobierno y desde donde pudieran repudiar a Enrique Peña Nieto, presidente entrante.

Antes del amanecer ya los esperaban decenas de sus compañeros que pasaron la noche en las inmediaciones de la Cámara de Diputados. Para las 5:30 ya eran más de 500, adheridos integrantes de organizaciones como el Frente Popular Francisco Villa y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, entre otras.

Con los pasos crecía la excitación. "No somos guerrilleros pero pronto lo seremos", coreaban. Con los primeros rayos del día se descubrieron armados con piedras, tablones, fierros y su cuerpo.

Apenas toparon la muralla que erigió el Estado Mayor Presidencial, custodiada por la Policía Federal (PF), los manifestantes embistieron las vallas metálicas de tres metros de altura y por encima de ellas lanzaron bombas caseras, desencadenando el primer enfrentamiento contra los granaderos, parte de un operativo de cinco mil efectivos.

Se desató la batalla entre jóvenes y uniformados. Aquellos lanzaban petardos, piedras, botellas y cuando derribaban una valla, patadas. La PF también apedreó a los jóvenes, los cubrió de gases lacrimógenos, disparó balas de goma, desde tanques antimotines los golpeó con chorros de agua y en el choque frontal, resguardados con escudos, arremetió con toletazos.

Los indignados secuestraron un camión de carga que dejaron en marcha hasta que se estrelló contra las vallas. Les contestaron con bombas lacrimógenas que los replegaron varios minutos.

A las 7:30 era la cita para el contingente estudiantil de #YoSoyl32 en las estaciones Isabel la Católica y Moctezuma del Metro. Reunidos en la calle Ignacio Zaragoza, por estandarte llevaban una manta blanca con la leyenda #MéxicoNo-TienePresidente -la misma consigna se enarboló en protestas similares en la mayoría de las capitales de los estados y choques entre manifestantes y uniformados tuvieron lugar en Guadalajara-,

Sabían de los enfrentamientos previos a su llegada; a la distancia se escuchaban detonaciones que cimbraban el pavimento. Se hicieron de paliacates y otras telas que bañaron con vinagre para soportar los gases que envolvían el ambiente. Algunos, los menos, buscaban...

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