María Amparo Casar / Políticos sin destino

AutorMaría Amparo Casar

Un ex presidente quiere volver a la política. Tres ex secretarios de Estado asumen cargos partidarios. El ex secretario de Hacienda es contratado por un banco internacional. En estos casos hay mucha víscera y poco análisis. Se dice que se están rompiendo las reglas no escritas del sistema presidencial. ¿Pues no era eso lo que queríamos? ¿Pues no se rompieron muchas de ellas como la del dedazo o la de que los presidentes eran intocables o las famosas facultades metaconstitucionales? ¿Pues no queríamos terminar con eso que alguna vez se llamó la gran familia revolucionaria?

¿Es censurable pasar de un cargo público a uno partidario? ¿Es condenable que un político busque dirigir un organismo internacional sea éste la Organización Mundial de Comercio, la de la Salud o la de Democracia Cristiana? ¿Es reprobable que un funcionario público lleve su experiencia a la iniciativa privada?

Hay temas incómodos, espinosos y controvertidos. Tenemos que entrarles y buscarles una solución si no justa, cuando menos aceptable. Uno de esos es el del destino de los políticos cuando por elección, por la fuerza o la circunstancia salen del ámbito público.

En sociedades democráticas consolidadas es perfectamente normal pasar sucesiva o alternadamente de un cargo ejecutivo a uno partidario y a uno de representación popular. También es común la entrada y salida de políticos profesionales entre los espacios público y privado.

No es extraño ver a empresarios que por sus capacidades o relaciones de amistad, de familia o corporativas pasan al gobierno para luego reincorporarse a sus empresas o para crear nuevas empresas; académicos participando en el gobierno para después regresar a sus actividades docentes y de investigación; especialistas en servicios de inteligencia que pasan a encargarse de las redes de seguridad de grandes corporaciones; creadores que dirigen los organismos culturales y que después vuelven a su práctica artística.

Los políticos profesionales en la larga era del PRI no tenían mucho de que preocuparse en términos de su futuro profesional. La permanencia del partido en el poder les permitía hacer una larga carrera que pasaba por los ámbitos administrativo, político y partidario. Les permitía perpetuarse en los puestos ejecutivos, de representación popular o partidarios a través de la movilidad vertical (subiendo en el escalafón político dentro de un mismo ámbito) y horizontal (pasando de una secretaría a otra, de una de las ramas de poder a otra o de...

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