Marcuse: crítica y utopía

AutorNorbert Lechner
Páginas541-548
541
13
MARCUSE: CRÍTICA Y UTOPÍA*
POCAS OBRAS contemporáneas podrían ser caracterizadas más adecuadamente
como crítica y utopía que aquella de Herbert Marcuse. Si conmemoramos su
muerte recientea es porque presumimos una cercanía intelectual que nos
ayuda a aclarar la tarea de fondo: pensar el revolucionamiento de la socie-
dad existente en una situación no revolucionaria.
La actualidad de Marcuse es la di cultad de la revolución en nuestro tiem-
po. ¿Qué signi ca aún “revolución” hoy día? Todo el pensamiento de Marcuse
gira en torno de esta determinación. Su palabra es polémica y se presta a mal-
entendidos y, sin embargo, no cesa de interrogar acerca de lo que es y de lo
que podría ser la sociedad. En eso Marcuse siempre fue un militante revolu-
cionario aunque no estuviera a liado a un partido político. Pero —como dijo
Gramsci— todo hombre toma partido. El parti pris de Marcuse es condiciona-
do por una triple experiencia: a) el fracaso de la revolución en Alemania y el
auge del nazismo; b) la estabilización (a pesar del profetizado derrumbe) del
capitalismo como sistema mundial, y c) la ine cacia del movimiento obrero
por constituir una alternativa. Las derrotas populares no son sólo de tipo mili-
tar y político. Las causas hay que buscarlas en la misma teoría subyacente. La
transformación de las condiciones de vida en el capitalismo moderno supo-
ne la revisión de una teoría de la revolución, que enfatiza el desarrollo de las
fuerzas productivas por encima de las llamadas “condiciones subjetivas”. La
moderna “revolución técnico-cientí ca” nos obliga a re exionar por qué la li-
bertad y la felicidad humanas declinan cuando las condiciones objetivas para
su realización son más propicias que nunca. Los vertiginosos avances tecnoló-
gicos y una interdependencia virtualmente mundial no hacen sino resaltar la
humillación que sufre la humanidad por sus propias manos. ¿Por qué la mise-
ria en el Tercer Mundo no hace sino aumentar? No basta invocar el imperia-
lismo como mal diabólico ni el socialismo como redención. Hay que analizar
no sólo la terrible dinámica del capital en el ámbito mundial sino igualmente
lo que es el “socialismo realmente existente”. Dicho aforísticamente, no avan-
zará la revolución en Occidente mientras no nos hagamos cargo del socialis-
mo en Oriente. La obra de Marcuse no es ajena a ese saludable remozón que
* Materiales de Discusión, núm. 1, Programa Flacso-Santiago de Chile, mayo de 1980.
a Marcuse murió en la República Federal de Alemania el 29 de julio de 1979.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR