Lic. Sergio Zermeño García-Granados

AutorLic. Sergio Zermeño García-Granados
Cargo del AutorInvestigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad NacionalAutónoma de México.
Páginas177-181

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Quiero agradecer a nombre de la UNAM este espacio que nos han pennitido, al Lic. Humberto Vázquez por la invitación, les transmito un saludo del Rector Juan Ramón de la Fuente, muy caluroso, en especial para el Rector Jaime Hernández de esta Universidad.

Yo no vengo a traer la voz oficial de la Universidad, simplemente se me pidió que ocupáramos este espacio para explicar lo que la Universidad está haciendo en la temática de participación ciudadana y en la temática de una nueva arquitectura de la gobernabilidad en nuestro país. Si podemos influir más allá, qué bueno.

La Universidad estableció, recientemente, un gran proyecto de investigación considerando que la "N" de su título estaba débil, la Universidad es Nacional Autónoma de México y la ene de Nacional se había venido debilitando fuertemente en las ciencias sociales de manera particular. Desgraciadamente por aquel momento de una articulación con la sociedad y la política muy activa, muy radical, etc., y luego en una especie de repliegue de las ciencias sociales y con ellas, de todo ese instrumental que una universidad puede ofrecer a un país. Se acabó ese momento, estamos en un momento de rearticulación y se quiere rearticular la universidad con sus regiones, no con todas porque no es un gobierno nacional ni estatal pero quiere articularse con algunas regiones medias y mostrar, que a partir de ahí, de esos ejemplos es posible reconstruir mucho de lo que está destrozado hoy en nuestro país particulannente por los efectos de nuestro modelo de desarrollo de los últimos 20 años.

Al inicio de los años ochenta, el neoliberalismo establecía que los sacrificios de reordenar nuestra economía para su competitividad global

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traerían como recompensa una democratización de los sistemas y de las prácticas políticas, transición vigilada por las grandes potencias y sustentada en que, pasado el shock aperturista, los beneficios gotearían sobre los sectores más golpeados.

En la década siguiente, este optimismo desaparecía en la medida en que todos los indicadores registraban incrementos en la pobreza de los amplios sectores poblacionales y se disparaban los índices de violencia y delincuencia. El replanteamiento implicó un recorte en los alcances éticos del modelo; los sectores mejor integrados habitarían los apartamentos consolidados de la institucionalidad, partidos, espacios parlamentarios, universidades, etc., mientras el ancho mar de los excluidos seguiría reproduciéndose en el...

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