Internacionalización!! y competitividad
| Autor | Carlos A. Rozo |
| Cargo | Departamento de Producción Económica, UAM Xochimilco |
| Páginas | 307-318 |
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A inicios de la década de los 70 se comenzó a aplicar en los países de América Latina1 una política de apertura a la economía mundial, como la solución que cambiaría sus destinos al hacerlos más competitivos internacionalmente.2
En consecuencia se buscó impulsar la reestructuración económica para mejorar los niveles de productividad y aprovechar las economías de escala que proporciona el mercado mundial. Sin embargo, aunque a la fecha se perciben signos tenues de éxito, aún no sePage 308 perfila un continente que esté dejando en el pasado su pobreza para enfrentar un futuro más prometedor.3
Para comprender mejor los factores que supeditan la capacidad de revertir el subdesarrollo mediante una mayor competitividad internacional, en este texto se hacen algunas consideraciones -dentro de un marco conceptual más bien general y esquemático- de la evolución estructural de la economía internacional en las últimas décadas. Para iniciar, sugiero a manera de hipótesis la siguiente interrogante: ¿con qué propósito se buscan los mayores niveles de productividad y competitividad requeridos por la integración a la economía mundial?
La apertura de las barreras geopolíticas nacionales, fue resultado de las negociaciones realizadas en el marco del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles y del sistema monetario internacional de Bretton Woods, lo que configuró una red económica internacional basada en el principio de la multilateralidad, a partir de la cual la economía internacional ha experimentado un crecimiento significativo.
La apertura propició que la inversión, el comercio, las migraciones internacionales, la ciencia, la tecnología y el dinero se combinaran en un conjunto de relaciones económico-políticas, en las cuales los límites del mercado interior de cada país se entrelazan estrechamente con las posibilidades ofrecidas por el exterior. Sin embargo, entre naciones y entre capitales persiste la asimetría en cuanto a la participación en el comercio y en la distribución de los beneficios4
En la historia del capitalismo de las últimas décadas la acumulación de capital y la evolución del libre comercio no fueron impuestas imperialmente, sino derivaron de la operación de mercados a partir del conjunto de reglas acordadas para regularlo y protegerlo.
Este proceso de apertura multilateral generó una economía de dimensión mundial basada en una disciplina productiva que, al ordenar el intercambio y el financiamiento, dio lugar a la internacionalización del capital. Así se expandieron las características básicas del capitalismo: la ganancia monetaria y el trabajo asalariado a través de un mercado de dimensión global. La desaparición de las economías de planificación central, a finales de los años 80, ha sido el último paso en esta dirección.Page 309
Paulatinamente, la economía internacional dejó de ser el espacio del intercambio mercantil de producciones nacionales, para convertirse en el espacio privilegiado de la complementación de la producción y la circulación orientadas al consumo masivo. Esta complementación se caracteriza por una dinámica creciente de diferenciación-homogeneización de las condiciones de la producción de mercancías y servicios para lograr la reproducción social.
La economía nacional ha dejado de significar el espacio de confrontación de los procesos de producción internos con procesos importados, para constituirse en el lugar de entrelazamiento y fortalecimiento de la tendencia a compatibilizar ambas formas de producción a partir de la fusión del capital interno con el capital transnacional.
La orientación internacional de las economías nacionales se ha consolidado como una fuerza transformadora de la estructura productiva al modificar substancialmente la naturaleza del intercambio comercial: la circulación internacional consiste no sólo de mercancías finales, como ocurría inicialmente y como se postula en la teoría tradicional del comercio internacional, sino que tiende al movimiento de insumos, partes y conocimientos que se relacionan entre sí por procesos de transformación entrelazados en una producción de carácter global. La organización socio-económica y la división del trabajo se transforman en la medida en que la producción local se entreteje con la división internacional del trabajo, que impone sus condiciones a la producción nacional, pues el móvil de la producción se define por las exigencias de la rentabilidad.
La expansión de la producción capitalista a escala mundial ha inducido a la maslficación de la producción y del consumo sobre la base del aprovechamiento de las economías de escala en las que se asienta el proceso de expansión de los capitales individuales.
En este nuevo nivel de la organización del capital no es el comercio exterior el que revoluciona a la industria y a los servicios; por el contrario, son éstos los que transforman y dan contenido al comercio como consecuencia de la dinámica de la competencia que impulsa la internacionalización del capital. La dinámica de la competencia es lo que ha hecho que la ciencia y ¡a tecnología se constituyan en el instrumento básico para orientar la producción hacia estándares universales que condicionan la forma en que las mercancías son conceptualizadas, producidas y consumidas en una escala mundial. En consecuencia, la estructura industrial se convierte en el factor determinante que da contenido al intercambio. Este procedimiento ha dado origen al llamado comercio intraindustrial, que se aparta de ventajas por la dotación de factores, para ceder su lugar al principio de las economías de escala.
En esta evolución, las economías nacionales se condicionan mutuamente por un conjunto de normas técnicas de calidad y de producción que tienden a grados de estandarización internacional. La lógica de este condicionamiento responde a los eslabonamientos hacia adelantePage 310 y hacia atrás en la cadena de producción, la cual impone una articulación de los procesos y estructuras nacionales de producción con los sistemas de producción y circulación que desconocen las barreras locales del intercambio. Consecuentemente, al ampliar el espacio del intercambio de las mercancías y del capital, se ocasiona una alteración constante en los instrumentos y en la mecánica de los procesos de acumulación nacional, cuyos efectos dependen del mayor o menor grado de la apertura hacia el exterior.
El enfrentamiento competitivo que implica esta forma de relación entre capitales particulares ha tenido como consecuencia que las mercancías y los servicios, aunque estandarizados, estén en constante evolución. Ello se debe a que el proceso de competencia por los mercados se concentra en la diferenciación de los mismos y, por lo tanto, la característica central de la dinámica de la competencia es la de impulsar un proceso permanente de estandarización-diferenciación de la producción que se refleja en el alto grado de dependencia en el uso y la innovación tecnológicas,
Lo paradójico es que la tecnología no es de libre disposición en el mercado, como lo postula la ortodoxia teórica. La tecnología evoluciona en forma privada e interna hacia las empresas, a fin de dotarlas de la habilidad competitiva que demanda la diferenciación de los bienes y los servicios que producen y venden globalmente.
Esta organización de la producción da origen a la globalización de la economía, al configurar un sistema de interrelaciones de todos los países sobre las reglas de una economía de mercado que combina elementos de autorregulación, dados por las fuerzas de la oferta y la demanda, y de regulación exógena, dados por convenios y acuerdos nacionales e internacionales. La economía mundial es, entonces, el medio en el cual los capitales persiguen el dominio directo de los mercados nacionales a través de la confrontación competitiva basada en el control tecnológico y en la explotación de economías de escala.
El...
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