Gonzalo Rojas, un poeta sin prisa

AutorRafael Vargas

A diferencia de otros grandes, no publicó precozmente, pero cuando entregó su primer libro apareció de cuerpo completo. Y construyó a lo largo de su trayectoria en las letras una obra única, rica, original, que aún espera ser recogida en su totalidad. En México se trabaja ya con miras a ello.

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“Consíguete una vida de 80 años –le dijo Roberto Matta a Gonzalo Rojas– porque la vida empieza a los 70.”

Clarividente siempre, dentro y fuera de sus estupendos cuadros, el gran pintor chileno aconsejaba así a su amigo hacia 1981. No cabe duda de que Rojas lo escuchó y lo siguió: en los últimos 23 de su vida de casi 94 años, nunca dejó de ser un muchacho lleno de buen humor y fortaleza –fortaleza en serio: en su casa, en Chillán, tenía una barra fija en la que, ya octagenario, solía ejercitarse.

Su lozanía física era indesligable de su lozanía mental, patente en todos sus poemas, así como en las entrevistas que concedió cada vez más numerosas a raíz de la sucesión de importantes premios de poesía, chilenos e internacionales, con que su obra se vio distinguida desde 1992, cuando obtuvo el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Sus lectores deben alegrarse de que el poeta haya tenido oportunidad de disfrutar de tantos reconocimientos. No siempre fue así.

La poesía de Gonzalo Rojas empezó a tener amplio reconocimiento fuera de Chile sólo a partir de 1977, cuando tenía 60 años de edad y vivía exiliado en Venezuela, con la aparición de Oscuro, título impreso por Monte Ávila Editores en la mejor época que ha vivido ese sello, bajo la dirección del poeta Juan Liscano. Antes, había publicado únicamente dos libros: La miseria del hombre y Contra la muerte, que en sus primeras ediciones fueron financiados por el propio autor.

Oscuro está compuesto por poemas extraídos de ambos, más un importante número de inéditos, y es el primer volumen en el que Rojas ensaya la combinación de textos escritos en diferentes épocas, algo que continuará practicando en todos sus siguientes libros.

Ciertamente Rojas no era un desconocido en el ámbito literario de América. Los relevantes encuentros internacionales de escritores que ideó y organizó en la Universidad de Concepción en enero de 1960 y enero de 1962 hicieron que se relacionara con algunos de los mejores escritores de todo el continente, incluidos Brasil y los Estados Unidos. Además, una nueva edición de Contra la muerte hecha en La Habana en 1965 por Casa de las Américas había contribuido a aumentar la...

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