Corrupción y reforma energética

AutorHéctor Tajonar

Dichos sucesos representan apenas una mínima porción de un problema de extrema gravedad, desdeñado durante los debates en torno a la reforma energética de 2008, lo cual fue una omisión sospechosa e inaceptable. La previsión y el combate a la corrupción en Pemex debe ser tema central del debate sobre la reforma energética y de las leyes que surjan de ella. De eso depende que el beneficio de la renta petrolera sea realmente para la nación, para todos los mexicanos, no para un grupo de expoliadores nacionales o extranjeros.

La ordeña de Pemex tiene un doble origen. El primero de ellos es el régimen fiscal al que está sujeta la paraestatal, que la obliga a pagar un altísimo porcentaje de sus ingresos en impuestos y derechos, lo cual impide el desarrollo de la empresa y frena su productividad. Petróleos Mexicanos tuvo una utilidad de 681 mil millones de pesos en 2011. Sin embargo, tuvo que pagar 773 mil millones por concepto de impuestos y derechos, por lo cual tuvo una pérdida neta de 92 mil millones de pesos. Absurdo. Pemex eroga un monto desproporcionado de impuestos para cubrir la deficiencia recaudatoria del gobierno mexicano. Por ello, las reformas energética y fiscal están estrechamente vinculadas.

La segunda fuente del despojo de Pemex es la corrupción, resultado de una amplia red de complicidad que presumiblemente involucra a altos funcionarios de la paraestatal y del gobierno en turno, así como a inversionistas y proveedores, nacionales y extranjeros, que fungen como socios ocultos de negocios multimillonarios, a costa de la riqueza petrolera del país.

El sector petrolero es particularmente propenso a la corrupción debido a las características de la industria: la complejidad tecnológica y estructural propia del sector, el carácter oligopólico o monopólico de la industria, los elevados volúmenes y montos de sus transacciones, la concentración de los flujos de capital, la naturaleza estratégica del petróleo, así como la dificultad para establecer sistemas eficientes de control, transparencia y rendición de cuentas.

Todo ello convierte al llamado oro negro en un sector muy apetitoso para la corrupción en todo el mundo. México está lejos de ser una excepción. Por el contrario, a 75 años de la expropiación petrolera, las referidas características de la industria han sido aprovechadas con creces por un grupo de vivales, en detrimento de la eficiencia y productividad de la empresa. Ellos, no la nación, han sido los principales beneficiarios...

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