Se cierra un largo capítulo de confrontación. Las claves económicas del acuerdo con Iberdrola

AutorClaudia Villegas

"Hemos tenido discrepancias, pero el diálogo lo puede todo... de esas discrepancias surge esto, algo extraordinario", dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador ante ejecutivos de la firma española Iberdrola en la reunión en que se firmó el memorándum de entendimiento para comprar, por un monto de 6 mil millones de dólares, activos de esa empresa que abarcan 13 plantas de energía eléctrica en el norte del país, activos que ahora serán administrados por la CFE.

El acuerdo permitió al mandatario enviar un mensaje a 18 meses de concluir su administración: finalmente logró la "nacionalización" de 13 plantas de energía eléctrica del grupo español Iberdrola.

Sin embargo, analistas y exfuncionarios coinciden en que esa compleja operación -bien vista por los inversionistas del sector financiero- consiste en la compra venta y reasignación al Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) de los derechos que Iberdrola tenía por haber construido plantas de ciclo combinado durante el gobierno de Felipe Calderón, bajo el esquema de Proyectos de Inversión Diferida en el Registro del Gasto (Pidiregas), diseñados éstos en la administración de Ernesto Zedillo con el propósito de incrementar las inversiones en el sector eléctrico sin impactar el nivel de la deuda pública y difiriendo los pagos anualmente.

"Esas plantas que se compran a Iber-drola son de los proyectos financiados con Pidiregas y firmados con Calderón", dijo un exfuncionario del sector de la energía durante ese sexenio.

Esos contratos de exclusividad con la CFE, que Iberdrola sostenía vía Pidiregas, tenían una duración de 20 años, y al término de ese lapso la CFE se convertía de facto en dueña de las plantas. Sin embargo, las condiciones de la entrega de esas instalaciones también se habían convertido en otro motivo de enfrentamiento entre Iberdrola y la CFE, porque el grupo español pretendía ampliar el pago final y la comisión quería fortalecer su patrimonio. Ahora Iberdrola buscará invertir en energías renovables en Estados Unidos, donde calcula que existe un mercado superior a los 20 mil millones de dólares.

No se trata de una nacionalización, dijeron los analistas, aunque sí de una buena estrategia para liberar de obstáculos la rectoría del Estado en el sector eléctrico. Son las transferencias pactadas y la entrega de las plantas bajo la figura de productores independientes con quienes la CFE acordó la construcción de plantas, la inversión en activos en el sector eléctrico, así como la venta exclusiva de electricidad.

En un intento por no incurrir en mayor deuda pública, en los Pidiregas se establece una contingencia en el Presupuesto de Egresos de la Federación en caso de incumplimiento. Por esa razón, la participación de Iberdrola en esos proyectos, que se rigen por la Ley de Obra Pública, no se registra como Inversión Extranjera Directa.

La operación incluye 10 generadoras eléctricas, conocidas como Productores Independientes de Energía, que entregan energía...

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