Bolfy Cottom. Tropiezos de la "política" cultural

AutorJudith Amador Tello

Aun lustro del triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador y a seis meses de cumplir cinco años de gobierno, el análisis de la política cultural de las instituciones dista de ser positivo: El impulso a la arqueología a través del megaproyecto Tren Maya y su nutrido rescate no bastan si, en contraparte, persisten los bajos presupuestos para otros ámbitos de la cultura, malas condiciones laborales de artistas e investigadores, el abandono de la labor educativa del Estado, y un perfil de las instituciones que, no obstante su amplia oferta cultural, se asemeja más a una agencia de espectáculos.

La construcción del Tren Maya en su ángulo cultural, pese a su dimensión, se inscribe en una problemática mayor, la de la política pública, es decir, como proyecto de Estado, afirma el antropólogo, doctor en Historia y Derecho Bolfy Cottom, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Incluso en los programas más renombrados del gobierno actual, como la defensa de la propiedad intelectual en el arte popular, centrada principalmente en los textiles, hay una contradicción, "una lógica mercantilista, si se quiere neoliberal, que se apropia de la creación de los artesanos para explotarlos", al tiempo que copia el modelo de difusión con desfiles de modas y pasarelas, por lo cual cuestiona:

"¿De verdad no hay capacidad para construir un programa de desarrollo cultural propio o una diversidad de programas de desarrollo? Porque esa era la idea de los Planes Nacionales de Desarrollo: el reconocimiento a la diversidad, se ubicaban regiones y se hacían planes de desarrollo regional, nada de eso veo ahora suficientemente claro o expresado".

Otro programa fundamental de la Secretaría de Cultura (SC) es el llamado Cultura Comunitaria (en el cual participaron 2 mil 500 personas de 32 estados y 492 municipios en 2022), que organiza los Semilleros Creativos (329 hasta hoy, en 245 municipios con la intervención de 12 mil niños y jóvenes). Al respecto, el antropólogo pregunta donde están realmente los datos y estadísticas demenuzados, con un diagnóstico previo, que permitan decir que se está transformando la vida del país, de los pueblos y las comunidades más alejadas, las rurales y campesinas:

"A lo mejor es muy prematuro cuestionarlo, pero la pregunta es: ¿Y la transparencia de esos resultados?, ¿dónde están como para callarnos la boca?".

Debe haber, en opinión suya, posibilidad de evaluar el programa, la plataforma dada a conocer hacia 2018 durante el proceso electoral, porque no duda de una intencionalidad positiva, "pero la realidad es muy cruda, y las estructuras del Estado absorben cualquier intención, la política cultural no puede hacerse con buenas intenciones, debe tener diagnósticos serios, plataformas claras y convocar a diversos sectores para su construcción.

"Y creo que está bien decirlo en esta coyuntura porque se avecina otra vez la búsqueda de marchantes electorales, de votantes, entonces se ofrecen el sol y las estrellas culturales -digámosles- y otra vez el choque es brutal, la decepción es brutal. Ahora lo estamos padeciendo en el...

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