Asesinatos trasnacionales

AutorAndrew Kennis

CIUDAD JUÁREZ / EL PASO.- Sergio Adrián Hernández, habitante de Ciudad Juárez, Chihuahua, era un muchacho de 15 años a quien le gustaba el fútbol y aspiraba a ser policía. El 6 de junio de 2010 una bala disparada por Jesús Mesa Jr., agente de la Patrulla Fronteriza (PF), le atravesó el ojo izquierdo. El proyectil penetró el cerebro de Sergio provocándole la muerte.

Guillermo Arévalo Pedroza era un al-bañil. El 3 de septiembre de 2012 asistió a una parrillada para festejar un cumpleaños en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Arévalo se desangró en los brazos de su hija de 10 años a causa de las heridas de bala que sufrió. Tenía 37 años y fue asesinado por un agente de la PF cuyo nombre todavía debe ser revelado por la agencia a la cual pertenece: la de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).

El 10 de octubre de 2012 José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años, iba a comprar unos hot dogs. Caminaba por la avenida Internacional de su natal Nogales cuando recibió 10 impactos de bala. El agente de la PF Lonnie Ray Swartz le había disparado con su pistola calibre .40 desde el otro lado de la frontera.

El 7 de julio de 2012, en Matamoros, Tamaulipas, Juan Pablo Santillán juntaba leña para la chimenea cuando fue herido por una bala. Su hermano, que en ese momento se encontraba con él, observó al otro lado del río Bravo un riñe largo cuya mirilla le apuntaba. Mientras Pablo, de 30 años, sangraba profusamente por la herida, su hermano se dio cuenta de que no había nadie a quien acudir para que los ayudara y le gritó directamente al agente de la PF que sostenía el riñe. Pero la única respuesta que obtuvo de éste fue: "Deja morir a ese perro".

Hay un vínculo entre todas estas muertes: ocurrieron en suelo de México, las víctimas eran de nacionalidad mexicana, todas estaban desarmadas y sólo una tenía antecedentes penales. Quienes dispararon fueron todos miembros de la PF y accionaron sus armas desde el lado estadunidense de la frontera, ya sea desde patrullas acuáticas, a través de vallas fronterizas o, inclusive, desde bicicletas de patrullaje.

Al menos media docena de estos asesinatos transfronterizos vinculados con la CBP ocurrieron en los últimos cinco años y han provocado que los familiares de las víctimas reclamen justicia en las cortes de Estados Unidos.

Desde 2004 los agentes de la CBP han matado a por lo menos 46 personas en ambos lados de la frontera, incluyendo a unos 15 ciudadanos estadunidenses. De estas muertes, 28 ocurrieron el último lustro.

Entre estos incidentes se incluyen los casos fatales de mexicanos baleados, ya mencionados con anterioridad; varios hombres desarmados que fueron golpeados hasta la muerte; un ciudadano de México que fue obligado a beber metanfeta-mina líquida, altamente concentrada...

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