Zona submetropolitana / ¿Qué pex con Pemex?

PEMEX (Petróleos Mexicanos) es, sin duda, una de las pocas empresas nacionales que han llegado a generar y promover una parte importante de nuestra identidad nacional.

Eso es algo muy digno de aplaudirse.

PEMEX es muy parecido al tequila, a los mariachis, a las enchiladas, a las "beautiful señoritas", a los sombreros de charro, a los tacos, al guacamole, a las pirámides de Teotihuacán, a las mordidas que nos aplican los policías u oficinas de gobierno en todos nuestros trámites y, por no dejar, hasta sería parecido al "Montezumas Revenge", como le llaman los gringos a las pavorosas diarreas que les dan cuando vienen de turistas a comer acá.

O sea, con PEMEX "se las hacemos de tos" hasta a los gabachos.

O sea, PEMEX es parte de nosotros mismos... lo llevamos crudo en nuestra sangre de atole.

En PEMEX (se supone) estamos y cabemos todos nosotros, por ello es que nos enseñaron que "PEMEX es orgullo de los mexicanos".

"PEMEX somos todos", nos decían...

Y si así es... pos ya valió madre.

Porque "PEMEX está en todos lados", también nos dijeron sus promotores y panegiristas cuando estudiábamos la primaria para que creciera nuestro orgullo nacional.

Y eso está muy cañón, porque con el paso de los años sabemos de la contaminación ambiental que ha generado, del despilfarro de recursos, la depredación sindical, los fraudes, los abusos tipo Pemexgate, la ordeña de oleoductos, gasoductos, el enriquecimiento inexplicable, ilimitable e intocable (pero no ilícito, según la moral del gobierno) de sus dirigentes, que además ha aceitado con sus poderosos lubricantes los conductos directos a las arcas directas de políticos corruptos, empresas sospechosas y funcionarios ineptos.

Como dato histórico, recordemos lo que escribió el poeta Ramón López Velarde el 24 de abril de 1921 en una estrofa de su "Suave Patria", publicado post mortem:

"Patria: tu superficie es el maíz/ tus minas el palacio del Rey de Oros/ y tu cielo/ las garzas del desliz/ y el relámpago verde de tus loros/ El Niño Dios te escrituró un establo/ y los veneros del petróleo el diablo".

O sea, el poeta apenas lo intuía, porque ni siquiera supo de la Expropiación Petrolera de 1938 realizada por el General Lázaro Cárdenas, 17 años después de morir.

Y que conste que esta poesía parece más una profecía y, peor que eso, se ha transformado en un Maleficio... muy del estilo Televisa... o sea muy chafa.

No habría mejor homenaje a López Velarde que constatar que su poesía-maleficio resultó cierta... pero...

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