Zetas vs. "golfos": tres años de hostilidades

MATAMOROS, TAMPS.- Según las estadísticas de las procuradurías estatales, en febrero de 2010 comenzó I la narcoguerra que hasta ahora ha dejado alrededor de 10 mil muertos en el noreste del país y en el norte de Veracruz, entre ellos cientos de inocentes, además de los desaparecidos y desplazados.

Hoy amplias regiones del noreste mexicano están desoladas. Los negocios cerrados se cuentan por decenas, la vida nocturna apenas reúne a algunos parroquianos en Monterrey y muchos poblados sobreviven en medio de la precariedad y la violencia.

El antecedente de esta escalada violenta se puede fechar el 25 de enero de 2010 con la ejecución de Víctor Peña Mendoza, Concord3, sicario zeta en Reynosa, a manos de Samuel Flores Borrego, El Metro 3, operador del Cártel del Golfo (CDG) que mantenía el control en la ciudad. El Metro 3 fue ejecutado poco después. Su cuerpo apareció en un vehículo abandonado en la carretera Reynosa-Monterrey. A su lado estaba el de Eloy Lerma García, un agente de la Policía Ministerial estatal.

Los días posteriores al asesinato del Metro 3 sus seguidores levantaron un extraño monumento en el bulevar Hidalgo, uno de los más importantes de la ciudad, con la figura de un gallo de más de un metro de altura y una ofrenda floral con la leyenda: "Siempre a sus órdenes".

En febrero de 2010 comenzaron los grandes enfrentamientos entre sicarios del CDG y Los Zetas. Las calles de las ciudades fronterizas de Tamaulipas se llenaron de camionetas blindadas con sicarios armados.

La Ribereña, una vía de dos carriles y amplio acotamiento que conecta a Reynosa con Nuevo Laredo, con una extensión de 240 kilómetros, fue escenario de las más cruentas batallas a partir de marzo de ese año. Por esa carretera circularon cientos de camionetas Hummer, GMC, Lobo, Durango, Suburban con las siglas de los dos cárteles en pugna colocadas en los parabrisas.

Camargo, Ciudad Mier, Miguel Alemán y Guerrero fueron testigos de los enfrentamientos, en los cuales llegaron a participar hasta 70 vehículos por bando con al menos cinco pistoleros cada uno. Los choques duraron meses, algunas veces las balaceras y granadazos se prolongaron 24 horas.

La narcoguerra provocó escenarios inéditos: Tres cuartas partes de los habitantes de Ciudad Mier huyeron de ese "pueblo mágico"; algunos se refugiaron en albergues de Miguel Alemán y otros se fueron a Estados Unidos. La Secretaría de la Defensa estableció incluso un cuartel para un batallón de 600 hombres en ese municipio...

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