México y la iglesia de San Lorenzo en la Bienal de Venecia

AutorFranco Avicolli

Parece que en San Lorenzo se sepultó a Marco Polo, pero nunca se han encontrado huellas de sus restos.

Adelante del recinto existe un puente que protagoniza un milagro acaecido entre 1370 y 1382, y que Gentile Bellini nos cuenta en una de las ocho pinturas de la serie Milagros de la cruz, encargada por la República Serenísima para crear pautas del mito de una ciudad protegida por Dios en un momento difícil de su historia. Tuve el privilegio de haber escuchado en San Lorenzo en dos ocasiones el Prometeo, obra del compositor Luigi Nono, donde se juntaron personajes del calibre de Renzo Piano, Emilio Vedova, Massimo Cacciari y Claudio Abbado. Pude entrar no obstante la compleja estructura construida por Piano, que llena casi por completo el volumen del templo.

Después de aquel evento (septiembre de 1984) promovido por la Bienal de Venecia, la iglesia se cerró para regresar al silencio, al cual todos los venecianos se acostumbraron. Hasta cuando a México se le ocurrió acudir al edificio para participar en la última Bienal de Arquitectura de 2012 con una exposición. El evento no pasó para nada inadvertido, sobre todo entre los venecianos, muy atentos al futuro de una ciudad que muchas veces desaparece detrás de un portón. San Lorenzo expresa cierto hermetismo, tal vez porque se halla un poco apartada de la ciudad (aunque cercana a la Plaza de San Marcos), tal vez por ser una obra arquitectónica dominante en medio de un campo silencioso, tal vez porque ya no se realizan actividades en ella. Por eso, cuando paso por allí, me gusta mirarla en el eco del "milagro" que quiso pintar Gentile Bellini en el año 1500.

En la antigua Roma se usaba decir nomen omen para subrayar que en el nombre de las cosas se esconde su destino. Y si bien es cierto que San Lorenzo ya no revela mucho, el cuadro de la serie Milagros de la cruz contiene un significado no racional, como el del Prometeo, que le dio al templo una voz, aunque breve, introduciendo un nombre que sí dice algo, porque Prometeo significa "el que reflexiona antes", un símbolo, en suma, como el resurgimiento de Cristo en la cruz.

Así, me gusta pensar que la iglesia tiene un sentido de futuro necesario para todos, un tiempo en que se hará lo que hasta ahora no se ha hecho ni para Venecia ni para el mundo. Como si fuese un milagro -algo que nunca logró alcanzar lo que quería y se quedó en el trayecto para seguir extistiendo como pregunta-. Creo que este encuentro entre una antigua iglesia de Venecia, de...

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