¿Filántropo Yo? / Justos por pecadores

AutorFernando Acosta Aldaz

Sentir el dolor es una experiencia innegablemente personal, íntima... A veces, manifestar que alguna parte de nuestro cuerpo nos duele puede invitar a otros a comprender lo que esa sensación significa; también nos sirven de evidencias el semblante, los ojos, el color del rostro, la contorsión de nuestro cuerpo. Cuando a través de esos "portavoces" los demás se percatan que sentimos algún dolor, se conduelen, es decir, sienten con nosotros, intentan hacer suya (al menos en parte) nuestra incomodidad.

El dolor es tan sólo una advertencia de que la "máquina perfecta" de nuestro cuerpo tiene alguna falla, y que necesitamos reconocerla y corregirla, no únicamente paliarla. A lo largo de los años hemos aprendido que los dolores pueden presentarse en muy diversas formas.

Sin embargo, vuelvo a lo mismo: la respuesta de quien sufre el dolor es personalísima y digna de la más absoluta confianza, porque, la ciencia no ha creado un instrumento que pueda medir externamente lo que un ser humano siente en su interior. Quiere decir que varias personas pueden experimentar un mismo dolor, ocasionado quizá por la misma afección, de maneras totalmente diferentes, en razón del umbral de resistencia de cada una de ellas.

Lamentablemente, esa particularidad del dolor ha servido a muchos para mentir, para ejercer poder; por eso encuentro en la vivencia del dolor una estrecha relación con valores como la honestidad, el respeto y la responsabilidad. ¿A cuántos nos ha funcionado la treta del dolor de estómago o de cabeza para no asistir a la escuela, para no trabajar, para eludir compromisos?

El verdadero problema es que "pagan justos por pecadores". Es lo que les ocurre con frecuencia a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR