Voto de repudio

AutorHéctor Tajonar

Una forma de hacerlo es mediante el voto nulo, expresión racional del rechazo a la ubicua descomposición de la casta gobernante que urge frenar y revertir. A diferencia de la abstención, un voto nulo es la manifestación de una ciudadanía democrática y participativa que exige un cambio de fondo en la manera de concebir y practicar el arte de gobernar. Es una protesta frontal contra una partidocracia voraz y ayuna de ideas, coludida entre sí para proteger sus prebendas, así como la corrupción a gran escala de sus respectivos gobernadores, legisladores y líderes.

Un voto nulo es un voto crítico a favor de una democracia representativa y responsable, merecedora de ese nombre: respetuosa de la ley, de la rendición de cuentas, del combate y castigo a la corrupción, del fin de la impunidad selectiva, de una verdadera libertad de expresión que no censure a voces críticas como la de Carmen Aristegui. Es un llamado firme, legal y pacífico a terminar con la onerosa e ineficaz simulación democrática.

Hace seis años, el movimiento anulis-ta obtuvo 6% de los votos emitidos en la elección intermedia de 2009 y logró que se incluyeran la reelección legislativa, las candidaturas independientes, la consulta popular y la iniciativa ciudadana en la reforma electoral de 2012. Si este año se mantuviera o aumentara el porcentaje del voto nulo se podrían conseguir cambios indispensables para el avance democrático que la partidocracia nunca promovería porque son contrarios a sus jugosas canonjías: reducción del financiamiento a los partidos políticos, eliminación del fuero, dejar sólo diputados de mayoría, eliminar la cláusula de sobrerrepresentación, elevar a 5% el mínimo para que un partido mantenga su registro, revocación de mandato, dar valor jurídico al voto nulo, despojar a los partidos del nombramiento de los consejeros del INE y del Tribunal Electoral (J. A. Crespo, "¿Que se vayan todos?", El Universal, 18/05/ 2015, y D. Dresser, "Yo, anulista", Reforma, 18/05/2015). Sólo una sólida presión ciudadana sustentada en la fortaleza del voto nulo sería capaz de sacudir la autocomplacencia de los partidos políticos para obtener esos y otros importantes cambios en favor de la consolidación democrática.

El 7 de junio habrá elecciones federales y locales en 17 de las 32 entidades. Se renovarán los 500 diputados federales y se elegirán nueve gobernadores (Nuevo León, Michoacán, Campeche, Colima, San Luis Potosí, Querétaro, Guerrero, Sonora y Baja California Sur), así...

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