Un vistazo al Eco íntimo

AutorLetitia Oivas

ROMA.- Durante más de tres décadas el periodista, escritor y profesor universitario Stefano Bartezzaghi tuvo una estrecha relación con Umberto Eco, de }uien fue discípulo. Bartezzaghi tenía 19 años en 1981, cuando conoció a Eco en la Universidad de Bolonia, donde aquel daba clases. Luego el erudito italiano fue su asesor de la tesis de licenciatura, titulada La enigmística contemporánea y sus formas semióticas.

En entrevista con Proceso a pocos días del fallecimiento del maestro italiano, Bartezzaghi cuenta cuál fue la actitud de Eco frente a la clase política, la sociedad y los medios a lo largo de su vida. Pero también cómo era en la intimidad, lejos de los reflectores de la notoriedad.

Testamento involuntario

-Muy pronto saldrá a la venta el último libro de Umberto Eco, Pape Satán Aleppe, un volumen en el cual se reúnen algunas reflexiones del intelectual sobre el mundo de hoy. ¿Es el testamento que Eco quiso dejar para publicarse en el momento de su fallecimiento? -pregunta la reportera.

-¡La verdad es que él no tenía previsto morir tan rápido! El libro tenía que salir a la venta en mayo próximo y ser el primer libro publicado por una nueva editorial que él contribuyó a crear (la Nave di Teseo). Apenas tras su muerte y dado que estaba listo, se decidió acelerar su difusión para sacarlo a la venta como un ins-tantboofe.

Recuerdo que hablamos del libro en septiembre pasado, durante el Festival de Literatura de Camogli. Se trata de una recopilación de sus artículos más recientes publicados en L'Espresso, en su columna La bustina di Minerva (La bolsita de Minerva).

-¿Por qué a sus ochenta y tantos años, después de tantas idas y venidas, de todo lo que logró, Eco decidió emprender una iniciativa tan afanosa como fundar una nueva casa editorial? ¿Qué lo movió?

-Hablé del tema con él y me repitió lo que decía públicamente, que dos importantes agentes editoriales de Bompiani (su histórica editorial), en particular Elisa-betta Sgarbi y Mario Andreose, le habían manifestado que no querían ser parte de ese coloso editorial que estaba naciendo de la adquisición de Rizzoli (propietaria de Bompiani) por parte de Mondadori. Y que, al no haber encontrado otra solución, decidieron fundar una nueva editorial.

Creo que lo que lo guio fue la necesidad de mantenerse independiente y autónomo a nivel editorial, algo imposible si uno es parte de un grupo tan gigantesco y que además es de propiedad de la familia de (el controvertido magnate y exprimer ministro italiano, Silvio) Berlusconi, lo que le generó perplejidades políticas y antropológicas. Tuvo que ver con lo que uno entiende por cultura, libros, política. Esa fue su toma de posición, explica Bartezzaghi.

-¿En qué había contraposición?

-Como también explicó Sgarbi durante los funerales (el martes 23) de Eco, su intención no era la de lanzar una casa editorial artesanal, pero sí un sitio donde el contacto entre...

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