Viaje frustrado de Peña Nieto a Washington

AutorOlga Pellicer

A cuatro meses de la celebración de elecciones presidenciales, y cuando el candidato del partido en el poder ocupa un modesto tercer lugar, firmar compromisos cuyo contenido se desconoce es asunto que produce malestar. No se puede perder de vista que la popularidad de EPN es muy baja y, según encuestas, la mayoría de la población mexicana tiene mala opinión de Trump.

El tema de la relación con Estados Unidos se debe abrir a debate por parte de los candidatos presidenciales. Esta vez la política exterior no puede ocupar un lugar secundario en la campaña.

Las circunstancias creadas por la enorme incertidumbre existente en el ámbito internacional, en particular los comportamientos inesperados del presidente de los Estados Unidos, obligan a estar atentos. Muchos aspectos de la economía, la política y la seguridad en México están de por medio.

Consecuencia de la llegada a la presidencia de Trump ha sido darle mayor visibilidad a lo mucho que la marcha de la vida en México depende de factores externos. El comercio exterior, alentado por las reglas del TLCAN, representa 67% del PIB; 80% de las exportaciones se dirige al país del norte. Las remesas de los mexicanos trabajando en Estados Unidos son más altas que los ingresos por turismo y contribuyen notablemente a la mejoría de niveles de vida en algunos estados del país.

En otro orden de cosas, la violencia, que tanto ha empeorado en los últimos tiempos, se vincula con el tráfico de drogas propiciado por su consumo en Estados Unidos. La manera de combatir el tráfico, hasta ahora muy poco exitosa, está inspirada por los asesores estadunidenses. A todo ello cabe sumar el tráfico de armas proveniente de aquel país que contribuye a fortalecer a la delincuencia organizada. En pocas palabras, la marcha de la economía y la seguridad mexicana camina bajo la influencia de Estados Unidos.

Desafortunadamente, quienes han gobernado al país en el presente siglo se resisten a reconocer y manejar dicha influencia (PAN, PRI). Con excepción de los dos primeros años del gobierno de Fox, la relación a nivel gubernamental desde la perspectiva de México ha sido distante, monotemática o conducida con extrema secrecía. No existen asesores bien capacitados, conocedores de la realidad estadunidense, capaces de diseñar diversos escenarios para la evolución posible de la relación, los problemas a enfrentar y la manera de manejarlos.

Hasta ahora los principales contendientes para las elecciones se han centrado en las...

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