Viajando Ligero / Cuestión de clases

AutorJimm Budd

De la media docena de aerolíneas mexicanas que operan en el País, sólo una ofrece asientos de primera clase. En Aeroméxico, esta opción se llama Clase Premier; el resto de las compañías aéreas prefieren hacer énfasis en sus tarifas bajas y rechazar los asientos caros. Y eso que las empresas del ramo que ofrecen este tipo de servicio, por lo general, lo encuentran muy rentable: el precio de un boleto de primera clase cuesta hasta 20 veces más que uno de clase turista.

La revista Aviation International News explica que los, quizá, ocho asientos de primera clase de un Airbus 380, con capacidad para casi 850 pasajeros, proporcionan prácticamente la mitad de los ingresos generados en cada vuelo.

¿Qué obtienen los pasajeros a cambio de una tarifa superior? Comodidad. Un asiento de clase turista es, en realidad, uno de tercera clase porque antes se encuentran la primera clase y la clase ejecutiva.

Dependiendo de la línea aérea, las incomodidades van desde el espacio limitado (algunas compañías ofrecen unos centímetros más a cambio de un cuota adicional) hasta un cargo extra por documentar equipaje. Los alimentos ya no son gratuitos en vuelos cortos de líneas extranjeras y las bebidas alcohólicas se venden a un precio que fomenta la abstinencia.

Aún peor, no toda primera clase es primera clase, al menos en empresas de Estados Unidos, donde se puede decir que sólo es "mejor que clase turista".

Pero, para ser justos, los pasajeros sólo debemos culparnos a nosotros mismos. Queremos siempre las tarifas más bajas, y eso parece que ha llevado a muchas aerolíneas a la bancarrota.

Al poco pero feliz "uno por ciento" (que puede pagar primera clase) pertenecen no sólo traficantes de drogas o estrellas de cine. Mitt Romney, un empresario exitoso transformado en político aspirante a ocupar la silla presidencial de Estados Unidos, reveló que sus inversiones le dejan 57 mil dólares al día. Obviamente, el precio de un boleto de primera clase a Europa no le quitaría el sueño.

Mientras el indignado "99 por ciento" restante, tan despreciado en los últimos meses, protesta por su condición desde Wall Street hasta la Bolsa Mexicana de Valores.

El margen entre primera clase y clase turista nunca había sido tan amplio. Algunas aerolíneas como Cathay Pacific, Singapore Airlines y Lufthansa están ofreciendo suites privadas para sus pasajeros de primera clase, junto con comidas gourmet, vinos exóticos y niveles de servicio como los que sólo se hallaban en jets privados...

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