Venezuela, a la deriva

AutorAndrés Cañizalez y Elsa Piña

La incertidumbre reina en Venezuela por la falta de información oficial acerca de la salud de Hugo Chávez. El 6 de junio, el jefe de Estado inició la gira por Brasil, Ecuador y Cuba que un mes antes había pospuesto por una lesión en la rodilla. Cuatro días después, el canciller Nicolás Maduro informó que el presidente había sido sometido a una operación de emergencia en La Habana por un absceso pélvico.

Y no fue sino hasta el 30 de junio, 20 días después de las declaraciones de Maduro, cuando Chávez –visiblemente mermado– habló en cadena nacional de radio y televisión desde la capital cubana y confirmó lo que era un rumor a voces: tiene cáncer.

En esos 24 días de silencio oficial del gobierno venezolano, Chávez fue sometido a una segunda operación de emergencia y permaneció 10 días en terapia intensiva, según confesó luego, sin dejar de ser oficialmente el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, pues se ha negado a delegar el cargo al vicepresidente Elías Jaua.

Con 56 años e intenciones de permanecer en el poder hasta 2021, la enfermedad vino a jugarle una mala pasada a Chávez pues tendrá que modificar sus ritmos de trabajo de 20 horas diarias.

Para los investigadores del Centro Miranda, un espacio de reflexión ligado al gobierno, la crisis por la salud presidencial ha evidenciado los límites del “modelo del hiperliderazgo” que ha encarnado Chávez en sus 12 años de ejercicio del poder.

Cuando el Centro Miranda, encabezado entre otros por el académico español Juan Carlos Monedero, sostuvo en 2009 que Chávez ejercía un “hiperliderazgo” que era dañino para la “revolución bolivariana”, el mandatario contestó:

“¿Hiperliderazgo mío? (…) yo respeto su opinión, pero vengan a discutirlo con el pueblo. ¿Dónde está mi hiperliderazgo? Yo creo que estoy haciendo el papel que me corresponde y más bien creo que en algunos temas debería meterme más. ¿Qué significa híper? Algo que está sobredimensionado (…) entonces yo debería bajar mi liderazgo. ¡Ah! Eso es lo que quiere el enemigo. ¿No les parece?”

Esa retadora declaración del 14 de junio de 2009 contrasta con el humilde Chávez que el miércoles 13 llamó por teléfono a un programa de la televisión gubernamental, donde entrevistaban a Monedero, para reconocer que deberá cambiar su forma de gobernar: “Tengo que aprender a delegar. No me considero imprescindible. Aquí hay un proceso desatado y uno juega un rol”.

Visto así, el cáncer de Chávez impondrá otro ritmo de gobierno y ello representa un...

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