Vencer o morir

"El camino que hemos escogido está perfectamente claro. Consideramos que ya es la hora de iniciar la revolución. Sabemos que no han madurado todas las condiciones ni vamos a sentarnos a esperarlas; madurarán al calor de las acciones revolucionarias. Todos los argumentos en favor de la vía pacífica son insostenibles, no conducen siquiera a la próxima esquina, mucho menos a un régimen social de bienestar y felicidad. El legalismo y el pacifismo no conducen a ninguna parte, sino a un pantano; el reformismo tampoco lleva a ninguna parte, porque arrancarle pelo por pelo al capitalismo sale muy caro: por cada pelo que se le arranque, el capitalismo le tumba tres dientes al pueblo.

"La politiquería es el elemento de los oportunistas y la revolución es el de los revolucionarios. La revolución sigue siendo una ley universal. Es una burda mentira que haya 'caminos nacionales' propios y distintos para cada pueblo; lo fundamental no son las particularidades de cada país, sino los razgos (sic) generales del capitalismo. Las leyes del capitalismo son las mismas y rigen por igual en Italia que en México. No hay 'camino italiano', 'camino chileno', 'camino mexicano', porque si la línea estratégica y táctica va a fundamentarse en razón de ciertos detallitos secundados (sic) de cada país, había que agregar que dentro de cada país hay condiciones muy diferentes de un estado a otro y por lo tanto surgirá también 'un camino tarahumara' al socialismo, 'camino totonaca', 'camino chihuahuense', etc...

"Está demostrado que no hay que esperar a que estén dadas todas las condiciones, porque las que faltan surgen en el curso de la insurrección armada.

"Meterse en un café (...) o en una oficina a hacer planes minuciosos y perfectos sobre la revolución es fácil: cualquier romántico que haya leído dos o tres obras sobre clandestinidad y terrorismo nos habla de los 'círculos concéntricos' y una serie de técnicas conspirativos y de estructuras de organizaciones clandestinas. En sus cuchicheos de café, hasta haciendo los esquemas en las servilletas (...) montan en media noche una gran y poderosa organización clandestina, distribuyen unidades guerrilleras a granel sobre el mapa de su agenda, dirigen colosales operaciones militares como don Quijote de la Mancha, fijan la hora, día y mes en que simultáneamente en todo el país las unidades...

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