Usan rocolas ilegales

REFORMA / Staff

Hace casi 100 años se instaló la primera rocola en la Ciudad de México, en la actualidad de las mil 500 que existen, sólo 500 son legales.

Así lo aseguró Francisco Martínez, director de la Sociedad de Productores de Fonogramas, Videoramas y Multimedia S.G.C. (Somexfon), quien agregó que a nivel nacional de las 8 mil rocolas que existen únicamente el 50 por ciento están legalizadas.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Derechos de Autor y la Asociación Protectora de los Derechos Intelectuales Fonográficos para que una rocola, tanto digital como de disco compacto, sea legal, debe efectuar el pago de derechos musicales, que incluyen regalías a intérpretes, compositores y casas productoras.

Por ello, la industria discográfica aumentó las acciones en contra de la piratería tanto por internet como por medios físicos, tal y como es el caso de las sinfonolas que por generaciones han amenizado cafés, bares, cafeterías, loncherías y restaurantes, entre otros giros.

El pasado 26 de agosto, la Procuraduría General de la República (PGR) incautó, en dos locales de la calle República de Cuba, en el Centro, ocho sinfonolas, las cuales cargaban más de 3 mil canciones en formato digital y por las cuales no pagaban regalías a Derechos de Autor.

Según los registro de Somexfon, existen alrededor de 50 productores piratas, quienes se registran con nombres de personas físicas y no de empresas establecidas.

En México existen dos grandes empresas productoras de sinfonolas que sí son regulares, ATR y Rincón Musical que cuentan con una distribución nacional, dado que ambas pagan y tienen máquinas legales, de las cuales distribuyen y comercializan dos marcas registradas que son Arion y Roweami.

"Los piratas contratan ingenieros que estudian sistemas electrónicos, usan un software, el cual acomodan en un sistema electrónico, le incluyen un sistema de sonido y lo montan en un mueble mal hecho con una pantalla y ya tienen una sinfonola", explicó María de la Luz Sandoval, gerente general de Roweami.

Las primeras sinfonolas...

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