Uruguay: Con vista al mar

AutorIvett Rangel y Homero Fernández

MURAL/Enviados

La casa de Uruguay tiene un extenso ventanal de 500 kilómetros que da al mar y un patio trasero verde, de más de 180 mil kilómetros cuadrados, bordado por cientos de corrientes de agua, salpicado de vez en cuando por poblados de algunos cientos o miles de habitantes.

El techo, en forma de bóveda, suele ser de un intenso y límpido celeste en los días de verano, matizado de blancos copos de nubes.

Recorrer sus planas llanuras, en automóvil o a caballo, pone al viajante en contacto con un privilegio no muy frecuente en nuestras congestionadas ciudades: el horizonte siempre está presente en los 360 grados de alcance visual.

Sea cual sea la región de Uruguay que elija conocer, un paisaje con estampas de caballos, vacas y ovejas lo acompañará. Por aquí o por allí será testigo de verdaderas "manifestaciones" de rebaños que pastan, intentando acabarse de una dentellada lo infinito de la hierba.

También, negándose a desaparecer la fauna autóctona aporta lo suyo. Algún grupo de ñandús (avestruz americano) se alimenta en el pastizal; el grito histérico de un pájaro de pantano suele ser la alarma que precede a la espantada de la bandada de aves. Mientras, el hornero, pájaro de color café, intenta cual albañil completar su nido esférico de lodo y paja, en la cima de algún poste de teléfono.

Aspirar profundamente el aire en las tardes de lluvia el olor a pasto o arena mojada, agrega una bocanada especial al jardín natural de sus bosques de eucaliptos, pinos y flora silvestre.

Si transita en cualquier dirección es casi imposible toparse con algún curso de agua transparente, que ya delgado, ya más ancho, garantiza al ambiente la vida por un largo tiempo.

En Uruguay pueden sentirse realizados los amantes de las caminatas, las cabalgatas, los ciclistas, los pescadores, los observadores de pájaros, los amantes del surf y de los veleros, los curiosos de los minerales, los coleccionistas de nubes... pero sufrirían decepción los montañistas, pues el pico más alto del territorio mide 514 metros.

Aunque la altitud media no supera los 140 metros, algunos cerros altos, sobre todo los de Cuchilla Grande, al sur del territorio, observados desde lejos pueden dar "gato por liebre".

Los que gustan de la vida en el campo tienen la posibilidad de explorar las decenas de opciones de turismo rural en las "estancias" que brindan servicio de hotel, comúnmente en el mismo establecimiento agropecuario. Los huéspedes pueden participar de las tareas y actividades...

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