Más "trumpadas" al aire...

AutorSamuel Máynez Champion

... Pues por la senci Ha y sugestiva razón de que han sido los profesionistas del espectáculo y el entretenimiento quienes han dado las muestras más contundentes de rechazo hacia el sujeto que el mundo habrá de padecer -y en mayor medida nosotros- hasta el 2021, o hasta el 2025 si consigue reelegirse.

Asimismo, estamos obligados a ocuparnos del desagradable acontecimiento por el relieve que adquirió gradualmente la música dentro del referido ceremonial, amén de que en ella, cual vehículo vivo de la historia, se transparentan las modas, las tendencias y los progresos, aunque también las involuciones, como en el caso de Donald Trump. Hagamos, por tanto, un breve recuento evolutivo de las tomas de posesión estadunidenses.

La de Washington en 1789, primera de la lista, transcurrió en ausencia de manifestaciones sonoras ordenadas -sólo hubo fuegos de artificio-, y sucedió lo mismo con Adams que se invistió presidente en 1797. Fue durante el aposentamiento de Jefferson en 1801 cuando se estableció la presencia de la Banda de Marina, la cual se encarga de las marchas reglamentarias, muchas de la cuales perviven.

Con el arribo de Madison a la Casa Blanca en 1809, se agregó a la Presidential Inaugura-tion la usanza de ofrecer banquetes multitudinarios, en los que es imprescindible la presencia de grupos musicales con cuyos sones se realizan los bailables. Cabe decir que para los cinco días de festejos que se realizarán con Trump, a los asistentes se les cobrarán cifras que oscilan entre los 500 mil y el millón de dólares, nada más por el "privilegio" de codearse con esta nueva élite del poder político gringo, cuyo principal mérito es precisamente ese, el de su patológico amor al dinero.

Durante las siguientes cinco administraciones-las de Mon roe, Quincy Adams, Jackson, Van Burén y William Henry Harrison- no se registraron variantes al protocolo, salvo el caso de este último, quien fue el primer mandatario que, en 1841, llegó a la toma de posesión en tren (sus predecesores lo habían hecho en carrozas tiradas por caballos). Con respecto a Harrison vale anotar que a él le corresponde el record por la permanencia más breve en el solio. Estuvo en el cargo 31 días, tras los cuales una neumonía lo enterró (en el historial de regidores estadunidenses hay ocho muertos durante sus mandatos, cuatro por enfermedad y cuatro por asesinato).

Encumbrado Polk en 1845, la única novedad es que su ceremonia de ingreso a la Casa Blanca contó con el telégrafo para...

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