"El Trovador"

AutorMauricio Rábago Palafox

Pocas veces se habían creado tantas expectativas como con esta producción, pues se trata de la primera de la nueva era de la Ópera del Bellas Artes (OBA), y las expectativas fueron frustradas. Primero porque Ramón Vargas (nuevo director artístico de la OBA) canceló su participación como Manrico a causa, según el propio Vargas, de una reciente cirugía de rodilla. El público anhelaba escucharlo y se quedó con las ganas. De las cinco funciones programadas cuatro fueron encomendadas a Joanna Paris, soprano estadunidense y discípula de Vargas, y sólo una función a la mexicana Maribel Salazar. El público premió a la segunda con mucho más cálidos y duraderos aplausos de los que ofrendó a la Paris. Las dos son muy buenas cantantes, pero la Salazar con muchos más recursos técnicos, como sus agudos pianísimos electrizantes. Por otro lado, es la tercera producción consecutiva en la OBA que canta la Paris, lo que le pareció excesivo e injustificado a muchos. Vargas fue sustituido por Walter Facca-ro, tenor italiano cumplidor con unos bellos agudos, voz generosa casi spinto, pero mañoso: no hace los trinos ni los grupetos ni otros adornos belcantísticos, de pronto se queda callado uno o dos compases mientras canta el coro, etcétera. Poco rigor artístico, buena actuación. Vargas seguramente lo hubiera superado en todo eso, excepto tal vez en caudal de voz.

La Azucena fue interpretada por la brasileña Edinéia Oli-veiras, generosa voz de mezzo, buena estampa y actuación, pero incómoda, tal vez por la altura de la Ciudad de México que no es lo óptimo para cantar, y la mezzo cantaba a plena voz lo principal, y lo demás sólo lo marcaba, al grado que en algunos concertantes apenas se le oía, o de plano no se lo oía; estaba, digamos, recuperando energía. Como en otras ocasiones, nos parece que lo hubieran hecho mejor varias de las mez-zos nacionales.

El personaje del Conde De Luna le fue confiado a Jorge Lagunes, barítono mexicano de hermosa y potente voz, quien lo bordó y fue aplaudido y vitoreado por el público; el barítono alterno Luis Ledezma no cantó en ninguna de las dos funciones a las que asistimos.

El bajo fue Rubén Amoret-ti, español muy querido por el público mexicano; lo hemos visto en varias producciones en los últimos años y es realmente bueno, ¡un Ferrando para recordar!

El pelo en la sopa: La dirección escénica, abucheada y silbada el día de la premier; en la tercera función ya ni dio la cara. Como se ha comentado aquí en otras ocasiones: ¿Por...

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