Tronar el pacto

AutorSabina Berman

Gustavo Madero resistía el embate con los labios apretados. Y los jóvenes secretarios se mofaban de él. El débil, el inútil, el cerril. Palabra infrecuente: cerril: salvaje, tosco, que no comprende, tonto. Una generación los separaba I y se complacían en señalarlo. Mira a uno de los viejos del PAN, soportando vara, el muy cerril.

Ni siquiera su apellido histórico, Madero, ni siquiera su apariencia, idéntica a la de su abuelo Francisco I. Madero, los detenía. Hay que detenerse en la estampa. El nieto de Francisco I. Madero siendo sobajado por un presidente panista en un salón de Los Pinos.

Hablo de la dimensión personal del asunto, porque ilustra la dimensión ideológica mejor que el lenguaje abstracto, y por otra razón. Porque en bue-Ina medida la confrontación que hoy ocurre, ocurre por motivos personales.

Pues bien, el Presidente que nos trajo la Guerra como proyecto sexenal. El Presidente que se empecinó en la Guerra mientras las cifras mostraban que la confrontación balística aumentaba exponencialmente la violencia. El Presidente que descabezó a los cárteles para volverlos pandillas caóticas y más mortíferas. El señor de la Confron-

Itación Infructuosa, hacía gala de su amor por la confrontación ante Gustavo Madero y sus muchachos secretarios eran los divertidos testigos.

Madero aguantó los insultos verbales y los políticos. Calderón le ordenó ausentarse de la campaña de la candidata panista por la Presidencia como si fuese un estorbo y repletó el equipo de campaña con sus muchachos, con el triste resultado que conocemos. La candidata panista perdió, y feamente, incapaz de articular un proyecto de país e incapaz de deslindarse de la atroz Guerra de Calderón.

Ido Calderón, Gustavo Madero se sentó con el presidente del PRD a conversar sobre el futuro. Llegaron a la conclusión de que el país necesitaba un pacto de cooperación. Por primera vez durante nuestra democracia, podía intentarse una agenda donde coincidieran los intereses de los partidos de Oposición y los del partido en el gobierno.

Donde coincidieran los intereses de los tres partidos: hay que reiterarlo porque la idea de la coincidencia en una ruta de acción es una novedad en nuestra historia.

La propuesta de la cooperación debió sorprender en suma medida a los priistas y probablemente la revisaron por arriba y por abajo, como la piedra exótica a nuestra historia que es. Lo que es seguro es que tardaron poco en aceptarla y que muy pronto...

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