"Toni Erdmann"

AutorJavier Betancourt

Sucede que Inés (Sandra Hüller) se ha convertido en una tierra baldía donde nada florece, toda su fuerza la consume el apetito de destacar como coach en empresas alemanas trasnacionales; si hace bien su tarea, negocios y despidos masivos, Bucarest, donde llega a visitarla su padre, sería el trampolín para alcanzar Shanghai, la Meca del capitalismo más feroz de este mundo globalizado.

Sobre ese panorama de desaliento se juega Toni Erdmann (Alemania-Austria, 2016), una comedia de humor demasiado complicado para el Óscar; y se entiende por qué, en dirección opuesta a Hollywood, la realizadora Maren Ade no ofrece un mapa desde la primeras secuencias donde siempre queda claro quién es quién, cuál es el conflicto y la propuesta adecuada para resolverlo; aquí el público tendrá que ir deduciendo por su cuenta; a cambio de eso, hacia la última parte de las casi tres horas que dura la cinta, los personajes, siempre al límite de lo desagradable, se han hecho entrañables y el espectador no quisiera dejarlos ir.

Toni Erdmann es el alter ego, especie de Mr. Hyde conmelena y dentadura postiza hacia afuera, que encarna los disparates de Winfried; es el hermano que acaba de salir de la cárcel, el falso coach del tenista más famoso de Rumania, el embajador alemán, o el que se sienta sobre el cojín pedorro; disfraces diseñados para romper códigos y quitar máscaras de los que sí se toman en serio su papel de hombres importantes de...

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