#TodosSomosFamilia

AutorDenise Dresser

Donde el Estado protege derechos y la sociedad entiende que son para todos.

Algo tan sencillo que el Frente Nacional por la Familia no logra comprender. Algo tan fundacional que la jerarquía de la Iglesia católica en México no alcanza a aprehender. La esencia del constitucionalismo liberal que surgió en Europa desde el siglo XVIII y se basa en la defensa de los derechos individuales. El derecho a la libertad. El derecho a la propiedad. El derecho a la expresión, la asociación, y la religión. La esencia de las garantías individuales cuya protección requiere la separación Estado-Iglesia. Presente en el pensamiento de Tho-mas Jefferson y James Madison y Thomas Hobbes y John Locke y Adam Smith y Mon-tesquieu y John Stuart Mili e Isaiah Berlin. Presente en los argumentos de la Suprema Corte de Justicia cuando confiere legitimidad constitucional al matrimonio igualitario y en la iniciativa de ley de Enrique Peña Nieto para hacerlo posible.

Y no se trata con ello de destruir a la familia mexicana, imponer una "ideología de género", decidir que los niños puedan cambiar de sexo sin la intervención de sus padres, sugerir que a través de los libros de texto a nuestros hijos se les enseñará a ser homosexuales, argumentar que si te opones a la ideología de género serás castigado y tantas falacias más. Se trata, nada más y nada menos, de reconocer que la diversidad sexual es un derecho reconocido por la Suprema Corte. De reconocer que no existe un único y válido modelo de familia. De proteger todas las formas y manifestaciones de la familia. De entender que la familia no surge necesariamente para procrear, sino para cuidar, amar, reír, compartir. Y eso lo pueden hacer parejas heterosexuales u homosexuales. El derecho internacional y la Constitución lo determinan así.

La propuesta de reforma al artículo 4 de la Constitución no es una convocatoria a Sodoma y Gomorra. Simplemente propone que toda persona mayor de 18 años tiene derecho a contraer matrimonio y no podrá ser discriminada por su preferencia sexual. No incluye una sola palabra sobre el acceso de hombres a baños de mujeres o la educación sexual o tantos otros mitos con los cuales se ha buscado asustar y azuzar a la población. Lo único que busca la reforma es eliminar el lenguaje discriminatorio que atenta contra la dignidad humana.

Esta idea resulta incómoda para un cierto sector de la población que ve a la homosexualidad como "antinatural". Que ve a quienes defienden derechos como "enviados de...

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