Todavía muerde

AutorMario Abner Colina

Los colmillos de Drácula, el Príncipe de las Tinieblas, se posaron por primera sobre un cuello hace 90 años y estremecieron no sólo a los cinéfilos, sino que sacudieron el mundo del séptimo arte. Esas dos pequeñas marcas de su mordida, fundacionales, aún perduran.

El magnético y macabro hechizo lo conjuró un actor austro-húngaro, veterano de la Primera Guerra Mundial, que había interpretado al centenario caudillo de Valaquia en el teatro, pero no tenía experiencia en la pantalla. Había nacido, sin embargo, para ese papel.

"Hoy la imagen del vampiro que todos tenemos en la mente es la de Bela Lugosi", dice el crítico español Juan Andrés Pedrero, autor del libro sobre cine vampírico "La Sangre Es Vida".

Su capa, sus ojos fijos que no parpadean, sus modales impecables y su furia implacable hicieron del título, cuyo estreno cumplirá nueve décadas este viernes, un clásico instantáneo e inmortal.

La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos la atesora en la actualidad por su valor cultural y estético.

"Lugosi tenía carisma y era atractivo", opina Pedrero. "Su interpretación no era nada natural, sino muy histriónica, pero su personalidad suplía todas esas deficiencias".

Aunque F.W. Murnau se había inspirado en la novela de Bram Stoker para su mítico filme Nosferatu, de 1922, tuvo que ser el realizador Tod Browning (London After Midnight) quien presentara al Conde definitivo del cine.

Su Drácula, irónicamente, no es una traslación del libro del autor irlandés, sino la adaptación de la obra de teatro de Hamilton Deane (1927), autorizada por la viuda de Stoker.

Si en el libro es el agente inmobiliario Jonathan Harker, prometido de Mina, el invitado al Castillo Drácula, y quien desencadena el relato, aquí ese papel lo tiene Renfield (quien acaba siendo su esclavo).

Junto con él, el Conde viaja a la vieja Inglaterra, con la idea de dominarla y rejuvenecer.

"El Drácula de Browning es una película esencial, no sólo del subgénero de vampiros. Inició, digamos, el terror como género. Claro que siempre ha habido cine de terror, pero con estándares, con cierta codificación, como ciclo, comenzó aquí (ese mismo año Universal estrenaría también Frankenstein, con Boris Karloff).

"Hoy da gusto verla, porque se trata del Hollywood antiguo clásico, donde no escatimaban dinero, con decorados tumultuosos, gigantes".

Que fuera Lugosi el primer Drácula del cine fue un acto del destino: la producción en realidad quería al mítico Lon Chaney, pero el llamado "Hombre de...

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