Tiempo de saber

AutorJorge Antonio Alfaro
Páginas64-65

Page 64

En 2007 el periódico El Universal publicaba una nota que se tituló Adultos que viven una segunda adolescencia1, en la que hacía referencia a jóvenes adultos, entre 25 y 35 años de edad que se encontraban en búsqueda de experiencias extremas para extender su juventud, pero con permiso y dinero propios. Son adultescentes los llamaba, explicándolos como "un fenómeno que se extiende en México".

El término adultescente involucra 3 palabras latinas: adules-cens que se refiere al que está creciendo; adolescere, que significa crecer y adultus, aplicado al que dejó de crecer. Se usa para identificar a los adultos jóvenes que significan un precioso objetivo paralos especialistas en promoción de mercados: alma de niño y cartera de adulto "compartida con sus padres". Este tipo de personas, que gasta en ellos mismos más del 80% de los recursos de que disponen, se caracterizan asimismo por un alto individualismo que los lleva, además, a postergar el matrimonio o la vida en pareja y aumentar el periodo dedicado a permanecer en los centros escolares.

El problema no sólo demográfico, sino económico surge cuando hay una ligera variante en la definición que podíamos leer en el periódico en 2007, y el adultescente del 2013. Éste, por ejemplo, cuenta con permiso autoconcedido, pero no con dinero propio convirtiéndose en una generación que inició tempranamente su adolescencia al hallarse expuestos, sin la madurez suficiente a información y decisiones de adultos, y que mantiene esas características afectivas y cognitivas hasta lindar con la década de los cuarenta. De esta forma, nos encontramos con padres de familia, generalmente pertenecientes a la generación del silencio2 o los babyboomers pagando estudios universitarios o de posgrado a sus hijos, y apoyándolos económicamente para la compra de libros e insumos, alimentación, vivienda, vestido y esparcimiento.

Sin embargo, todo este esfuerzo paterno no redunda generalmente en el fortalecimiento de una generación madura, responsable e independiente. Por el contrario, las instituciones educativas que fueron creadas, como es el caso de las universidades, para el estudiante adulto, reciben alumnos incapaces de iniciar una vida autodeterminada alojándolos por un número cada vez mayor de años en las aulas. A diferencia de los adultescentes que por lo regular viven con sus padres y, a la larga, dependen económicamente de ellos, los dinkis (del inglés doubleincome no kids) son jóvenes parejas heterosexuales entre 25 y 35 años, con un matrimonio formalmente establecido o no, sin intenciones de tener hijos y que cuentan en ambos casos...

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