El tercer García: Amigo de bandas y capos...

AutorRicardo Ravelo

Aun cuando tenía fama de benefactor social y de ser “buen amigo con sus amigos”, a Javier García Morales, asesinado el martes 6 en Guadalajara, Jalisco, la Procuraduría General de la República (PGR) le abrió varios expedientes en los que se le vinculaba con capos de la droga emblemáticos y con actividades relacionadas con el tráfico de enervantes.

Nunca fue llamado a cuentas, pese a que algunos informes de la dependencia elaborados en el sexenio de Ernesto Zedillo y otros procedentes de Estados Unidos daban cuenta de sus reuniones con Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos , y Juan José Esparragoza Moreno, El Azul , quienes antes de 2001 eran capos del poderoso cártel de Juárez.

Proveniente de una estirpe de políticos de la llamada “vieja guardia”, García Morales supo usar las amplias relaciones tejidas por su abuelo, Marcelino García Barragán, y por su padre, Javier García Paniagua.

Marcelino fue secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz; Javier, el hijo de Marcelino, fue subsecretario de Gobernación, jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en esa misma secretaría, presidente nacional del PRI, secretario de Estado y fuerte aspirante presidencial en las postrimerías del gobierno de José López Portillo.

Nacido en 1958 en Colima, desde muy joven García Morales protagonizó escándalos por sus nexos con bandas y sus andanzas en el mundo del hampa. Siempre lo negó. Decía que eran comentarios difamatorios y explicaba que él se dedicaba a las actividades agrícolas –y políticas–, pero no al narcotráfico.

Unas de las primeras referencias sobre sus vínculos con la delincuencia datan de los ochenta, cuando su padre era subsecretario de Gobernación y Miguel Nazar Haro era el poderoso jefe de la DFS.

En ese tiempo desde el gobierno se cometieron los más brutales excesos: desapariciones hasta ahora no aclaradas, asesinatos, extorsiones, secuestros, robo de autos. En no pocas ocasiones a los agentes de la DFS se les implicó en la protección a narcotraficantes, cuyo negocio despuntaba ya en aquellos años.

En el libro Los años sucios , Rafael Rodríguez Castañeda, actual director de Proceso , documentó la negra historia de la DFS y el poder que ejercían los mandos de la llamada “policía política” del régimen priista. La investigación periodística incluye un dato contundente: en los ochenta Javier García Morales fue agente de esa corporación ( Proceso 634).

En esos años, dice, estuvo relacionado con una banda...

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