La Supervía: violación al derecho a la ciudad

AutorJudith Amador Tello

En el juego de la geometría urbana no siempre ganan los ciudadanos. Es el caso de la Supervía Poniente que el gobierno de Marcelo Ebrard Ca-saubon se empeña en construir para unir Santa Fe con Periférico Sur, un "triángulo perverso" que se ha convertido en "negocio redondo" en beneficio de un puñado de empresas y con ganancias políticas para quien tiene ya puesta la mira en la sucesión presidencial del 2018.

Por ello, convencidos de que dicha autopista urbana de cuota, además de ser ilegal, tendrá efectos perjudiciales para la ecología, el suministro de agua, la cultura, la economía e incluso la movilidad de la Ciudad de México, integrantes del Frente Amplio opuesto al proyecto emplazan al jefe de gobierno a discutirlo técnicamente y desde diferentes disciplinas científicas para que tome una decisión acertada. Desde su punto de vista, lo mejor sería que el político deje de lado los intereses personales y de grupo, y suspenda definitivamente la obra. Debe demolerla, dicen, pues aun cuando ya se han invertido seis mil millones de pesos, sus costos e impactos en la calidad de vida de los habitantes serán mayores.

Si no lo hace "estará evidenciando que lo único que quiere, como hemos visto en este sexenio, son beneficios personales o de su grupo político y del grupo económico que lo respalda, pero no para la ciudad".

En entrevista con Proceso, dos miembros del Frente: Cristina Barros Valero, maestra en letras por la UNAM, y el biólogo Luis Zambrano, afirman que la demolición no es descabellada. Al contrario, países como Australia, Canadá, Japón y Estados Unidos, están emprendiendo acciones en ese sentido porque las obras no sólo alteran la estética urbana, sino crean inseguridad y aislan a la población (red-nuestrasciudad.es.b\ogspot.mx/2011/04/e\-mundo-demue\e-sus-segundos-pisos.html).

Detallan asimismo cómo son favorecidos un trío de industrias y un grupo de empresas que ni siquiera invirtieron su propio capital; explican en qué punto se encuentran los amparos interpuestos por el Frente; y detallan los efectos negativos que, en conjunto, violan el derecho a la ciudad.

Barros cita al geógrafo y sociólogo David Harvey, para quien eso implica qué tipo de urbe se quiere en relación con los lazos sociales que se desean establecer, las relaciones con la naturaleza, los estilos de vida, las tecnologías, los valores estéticos. Es un derecho común antes que individual. El tipo de ciudad anhelado no puede desligarse del tipo de personas a que se aspira:

"Harvey plantea que lo que está ocurriendo en el mundo con estos megapro-yectos es resultado de un exceso de circuíante ocasionado por dos razones: una por ganancias multimillonarias (la llamada "plusvalía" de Marx); y otra, por la obtención de dinero ilícito. Y la construcción es muy buena pantalla para ese dinero: se mete a la industria de la construcción, se hace un megaproyecto, por ejemplo unidades habi-tacionales por miles que están al 30% de su ocupación, pero ahí se queda ese dinero que de otra manera no tendrían dónde poner."

El Frente no sólo es apoyado por un número creciente de ciudadanos, entre los cuales se encuentran un nutrido grupo de investigadores, profesores y estudiantes de la UNAM, sino por especialistas; ambos le han permitido conformar un estudio desde diversos enfoques y con una perspectiva interdisciplinaria, que -advierten- no tiene el proyecto gubernamental.

Informa Barros Valero del apoyo otorgado por el doctor Belisario Hernández Romo, experto en ingeniería de tránsito y movilidad urbana, y por el ingeniero Enrique Salcedo Martínez. Ellos afirman que no hay estudios de origen-destino...

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