Sugerencias del Gourmet / El secreto de la permanencia

AutorG.L. Othón

Los años han ido pasando uno sobre otro, los alrededores han tenido grandes modificaciones y, mientras todo parece cambiar, La Calle permanece.

Como es natural, no todo está tan lustroso como antes, sino apenas teñido por el uso, apenas gastado por el desempeño. Asunto normal tratándose de objetos y equipo al servicio de un lugar concurrido.

El menú también parece inamovible; huesitos, molcajetes, quesos fundidos y demás infaltables en la lista de antojos, hacen las delicias junto a las tortillas, los totopos y las coloridas salsas picantes de excelente tino.

Comenzamos con un queso fundido con chorizo a la par de un sinfín de tortillas, que si bien no estaban recién hechas, eran caseras y de buena manufactura. El chorizo agradable, una versión baja en grasa y condimentos, muy adecuada para no privarse del antojo.

Seguimos con sendas sopas de tortilla que llegaron como dicta la tradición de la casa: hirviendo.

De allí derivó una pequeña discusión entre este glotón y su acompañante, quien por su parte quedó muy satisfecho con su sopa que al cabo de 3 minutos se había transformado en algo cercano a un atole, pues las frituras de masa se reblandecieron velozmente debido a la temperatura del caldo.

Él disfrutó hasta el último bocado, yo en cambio hubiese preferido que la sensación crocante de la tortilla frita durara por más tiempo. Tal vez si la llevaran por separado, junto con el platón que va aderezado de panela, aguacate y chile, el comensal la agregaría a placer en el momento que le pareciera conveniente.

Si bien el sabor nunca estuvo a discusión, lo verdaderamente destacable del potaje fue la crema con que fue servido, una delicia con sabor de antaño.

Animados por la cerveza que sirvió de aperitivo, nos atrevimos a probar algo de más peso: el filete Chemita y el molcajete de Arrachera.

Dos confecciones sencillas que mágicamente hicieron que la mesa pareciera un banquete. El filete en término medio se crispaba ante la mantequilla; el molcajete hervía en sabor y picor y dejaba asomar los trozos de la carne. Humeantes y olorosos invitaban a comer y no pensar en limitar los excesos.

La fórmula parece fácil; una selección de gustosos platillos que ningún...

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