La suerte de Hilda

AutorMarta Lamas

El caso de Hilda es uno de tantos que, como reacción a la despenaliza-ción correspondiente en el Distrito Federal, han ido configurando un contexto de criminalización hacia las mujeres. Recordarán que, luego de que la Asamblea Legislativa votó la legalidad de la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas, se dio una ola de reformas a las constituciones de varias entidades federativas con el fin de "blindarlas" de una posible despenali-zación de ese acto.

Las reformas "para proteger la vida" desencadenaron entre los médicos el miedo a ser acusados de "criminales" y, violando el secreto profesional médico, empezaron a denunciar a las mujeres que llegaban con hemorragias o abortos en curso, sin averiguar si eran provocados o espontáneos. México empezó a ser lo que no había sido antes: un país donde se lleva a prisión a las mujeres sospechosas de haberse provocado un aborto.

¿Qué objeto tiene encarcelar a una mujer bajo el supuesto de que se provocó un aborto, o incluso cuando se lo provocó? ¿A quién le sirve la pena-lización? Monseñor Iniesta, quien fue obispo auxiliar en Madrid, señaló hace tiempo: "Mi conciencia rechaza el aborto, pero mi conciencia no rechaza la posibilidad de que la ley no lo considere un delito". Son cuestiones distintas lo moral y lo jurídico.

Los embarazos no deseados y sus consecuencias en abortos o en criaturas abandonadas, rechazadas o maltratadas son cuestiones que nuestra sociedad debe debatir, amplia y públicamente. No somos el primer país que enfrenta el dilema de si despenalizar o no el aborto, y hay mucho avanzado en materia de argumentos éticos y políticos para hacerlo. Sin embargo, aquí se hacen leyes "en lo oscurito", de espaldas a la ciudadanía, evitando debates públicos que aclaren las posiciones.

No es novedad que las mujeres aborten. Esa ha sido la forma que siempre han tenido para resolver un embarazo no deseado. En todas las épocas históricas y en todas las sociedades han recurrido a esta práctica cuando no quieren -o no pueden- traer una criatura al mundo. Hoy algunas abortan cuando son jóvenes, porque desean seguir su proyecto de vida (estudio, trabajo, matrimonio); otras, cuando ya tuvieron dos o tres hijos o los que han elegido criar. Lo distinto en la actualidad es la forma en que la mayoría de los países desarrollados y democráticos abordan el fenómeno: ya no es un delito, sino un servicio de salud.

Curiosamente, el aborto tampoco es irremediablemente un pecado, puesto que el Código de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR