Subterráneo / Delito olvidado

A fines de 1990 un grupo compuesto por todas las diputadas y senadoras al Congreso de la Unión, revisó el capítulo que el Código Penal de entonces dedicaba a los delitos sexuales. Las unía la convicción de que las disposiciones en la materia tenían que aplicarse por igual a mujeres y varones. Permitir lo contrario era alentar la desigualdad de la mujer.

Aunque el fin era loable, el medio era erróneo y algunas de las reformas que aprobaron sólo sirvieron para dejar desprotegida a la mujer. El estupro se encontró entre ellos, ya que en su afán de que fuera aplicable por igual a hombres y mujeres, dieron con una redacción que lo hacía inexistente.

"Al que tenga cópula con persona mayor de doce años y menor de dieciocho -ordenaron en el entonces artículo 262-, obteniendo su consentimiento por medio de engaño, se le aplicará de tres meses a cuatro años de prisión". La disposición, con dos pequeños cambios, sigue en vigor en el actual artículo 180 del Código Penal del DF. El límite de edades oscila hoy entre doce y dieciséis. La pena, a su vez, va de 6 meses a cuatro años.

El resultado de la reforma original fue sorprendente: el estupro redujo su incidencia hasta casi desaparecer. De 206 casos registrados en 1991 en el DF, se llegó a sólo 113 en 1992. En 1997 habían bajado a 49. En 2004 fueron ya sólo 29 casos en total.

El fenómeno admite dos interpretaciones. Una es que ha cambiado a tal grado la idea de la mujer y la noción que se tiene sobre su libertad sexual que es inútil seguir sancionando el estupro. La otra es que los cambios impuestos a la ley dejaron desprotegida a una población que aun requiere de defensa. Vamos: hay todavía un sector importante de la población capitalina que querría ver perseguido el estupro -entendido como la desfloración ilegal de una mujer que vive bajo el cuidado de sus padres-, mas la ley lo impide.

Las cifras disponibles sobre la República parecen confirmar la segunda interpretación. En 1999, excluyendo al DF, se registraron en todo el país 34.8 estupros por cada millón de habitantes. El año pasado fueron 25.4 por cada millón o en números absolutos 2 mil 695. La diferencia obliga a una pregunta: ¿por qué en el resto del país hay ocho veces más estupros que en el DF?

ADVERTENCIAS

La diferencia no se debe a que las autoridades de las demás entidades sean más atentas que las capitalinas -ya...

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