Signos / Por amor al futbol

Fue creador y dueño de una frase que le hizo inconfundible y pasó a formar parte del elenco de celebridades en el calendario de los personajes a los que la gente común, el pueblo, identificó como alguien de los suyos: "¡A todos los que quieren y aman el futbol!".

Fue durante varias décadas el cronista de futbol más reconocido de México, el que brindó incontables tardes de emoción a quienes a través de la radio, cuando todavía la televisión no era el monstruo que ahora conocemos, hacía volar la imaginación de la gente al recrear en la distancia las hazañas de los héroes deportivos.

Fue parte de esa época romántica del futbol, en la que se construyó, por ejemplo, la leyenda del campeonísimo Guadalajara, cuando los primeros juegos de televisión se transmitieron en blanco y negro, en aquellos frágiles aparatos de bulbos, en torno a los cuáles se reunía la familia o la pandilla del barrio.

Era la época en que los amigos se reunían frente a la pantalla mágica, en alguna peluquería, para observar, entre fantasmas negros, grises y blancos, los goles que llenaban de alegría el corazón y acrecentaban la pasión por un deporte que transitaba de su carácter de aficionados a casi profesionales. Porque entonces, a finales de los años 50, quienes saltaban a la cancha lo hacían más por amor a la camiseta, al deporte, que al dinero y a los lujos a los que ahora son tan proclives los hombres de pantalón corto.

Era la época en la que había que subirse al techo de la casa para reorientar la antena aérea, y moverla hacia uno y otro lado, hasta que captara apropiadamente la señal televisiva, para aclarar la imagen o para liberarla de "fantasmas".

Ángel Fernández Rugama, uno de los mejores...

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