Multisecuestros, el sello de "La Línea"

AutorPatricia Dávila

Noche a noche, bebido y al borde de la desesperación, soltaba sus invectivas: "¿Quiénes son los sicarios que tienen a mi hijo? ¿Díganme qué quieren, hijos de la chingada?". Y añadía: "Vendo mi rancho, lo que sea, pero déjenlo libre".

Tras dos semanas de búsqueda, una de esas noches un hombre joven se acercó a don Mario y le dijo en tono amenazante: "Deja de buscar. Te vamos a cargar con toda tu familia. Las cosas funcionan como nosotros queremos". Dos días después Mario Ibarra desapareció de su propio domicilio con dos de sus hermanos: Artemisa y Jorge, que estaban de visita. Eso pasó hace cinco meses.

En Cuauhtémoc los sicarios de La Línea -grupo armado del cártel de Juárez que según los habitantes ya dominan la zona- han optado por secuestrar a familias completas. Hoy, al caso de Mario Ibarra Rodríguez se suma el de la familia Muñoz:

El 19 de junio, durante los festejos del Día del Padre, un grupo armado irrumpió en su casa y se llevó al jefe de familia, a cuatro de sus hijos, a dos sobrinos y a su yerno. Las mujeres siguen en espera de sus hombres.

Los Ibarra Rodríguez aseguran que tres meses antes del secuestro de su sobrino Mario Alberto Rodríguez Rascón, desapareció en Guadalajara su hermano Aristófanes Ibarra Rodríguez, un exitoso empresario de palenques avecindado en Los Ángeles, California.

Relatan que el 12 de abril último Aristófanes, su socio Gonzalo Nava, un amigo originario de Colima y un joyero que solía venderle artículos para regalo, departían en el bar La Bola de Oro de la capital tapatía. Los cuatro presenciaron cuando un hombre armado ejecutó a un parroquiano llamado Gerardo Valencia.

Abandonaron el lugar y se fueron al hotel Misión Carlton, donde se hospedaba Aristófanes; en el camino pasaron a un súper a comprar una botella de güisqui para seguir bebiendo. Ya en su habitación Aristófanes se comunicó con sus familiares de Chihuahua y les platicó el incidente.

Les comentó también que eso no alteraba sus actividades y les adelantó que volaría a Los Ángeles dos días después, previa escala en Tijuana. Pero no llegó a su destino. Una semana más tarde su hermana Artemisa viajó a Guadalajara y se dirigió al Misión Carlton.

El personal del hotel le notificó que la habitación seguía corriendo y le permitieron la entrada. Ahí Artemisa encontró las pertenencias de Aristófanes junto con la botella de güisqui y el ticket de compra que marcaba las 22:20 horas del 12 de abril.

Por la hora en el ticket y los testimonios de los...

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