El saqueo de bienes culturales

AutorJudith Amador Tello

Para el especialista en legislación internacional Jorge Sánchez Cordero el tráfico ilegal de bienes culturales es un tema en extremo complicado, que la pandemia agravó con la proliferación de subastas internacionales, sobre todo francesas, y que perjudicó particularmente a México. Acota, sin embargo, que el ilícito mayor se produce con Estados Unidos:

"No todo es París ni todo son subastas." En entrevista con Proceso, de donde es colaborador permanente, el doctor en derecho por la Universidad Panthéon-Assas (París) hace un recuento de lo logrado por el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado (Unidroit), de cuya Asamblea General es presidente, evidenciando las limitaciones de ese instituto y de la propia Convención contra el tráfico ilícito de bienes culturales, promulgada en 1970 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

"Está rebasada desde su origen", dice, pues esa misma institución la ha sacrali-zado y ha preferido no corregirla para no obstaculizar que la suscriban o ratifiquen los Estados parte.

El autor de Las disfunciones culturales mexicanas, entre otros libros, comparte que la resolución, en la cual Unidroit venía trabajando desde los años ochenta -para la restitución de bienes culturales a los países de origen-, ha sido reafirmada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y en días pasados fue aprobada por el gobierno de México y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF).

Vía telefónica, detalla los entretelones de este proceso que arrancó hace 26 años y que inicialmente fue rechazado por varios gobiernos cuyos países han sido paraíso para los traficantes de arte, y destaca que el acuerdo abre "un campo de libertad" al quitar a los Estados la hegemonía en el combate del ilícito y permitir a coleccionistas privados pelear por la recuperación de sus piezas robadas.

Estado y particulares

Recuerda como uno de los grandes pillajes de bienes culturales en la historia reciente el perpetrado durante la segunda Guerra Mundial por el nazismo, aunado al llamado verbotene kunz (arte prohibido), sobre el cual "ya se han escrito torrentes de tinta", y la destrucción del patrimonio. Alemania decidió a raíz de ello incluir en su Constitución la protección de la libertad artística como norma suprema. Y convocó a una convención, "la de 1954", referida a la "protección de los bienes culturales en casos de conflicto armado".

Para Sánchez Cordero esa convención fue esencial, pues introdujo el concepto de bienes culturales, y porque se acompañó de un Protocolo para prevenir su exportación de un territorio ocupado y, en su caso, exigir su retorno. Fue reforzada con el Segundo Protocolo, de 1999.

Al pasar el tiempo, sigue el especialista, México y Perú consideraron necesario proteger en el ámbito internacional su patrimonio cultural, "sujeto a un pillaje sistemático". Nuestro país estaba particularmente interesado porque ha sido "objetivo natural del tráfico ilegal", especialmente de patrimonio arqueológico.

Entonces ambos países lanzaron una convocatoria en la Unesco para empujar mecanismos de freno, con lo cual comenzó a formalizarse lo que devendría Convención de Unesco de 1970 Medidas para prohibir e impedir la importación, exportación y la transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales.

Tras destacar que es un gran eje que regula el tráfico ilícito en tiempos de paz, el experto en derecho narra las vicisitudes a las que se enfrentó México para lograr su aprobación, entre ellas convencer a Estados Unidos de participar. Enfatiza:

"Es importante que se sepa: Contrariamente a las subastas parisinas, que son de alto impacto mediático, el tráfico ilícito realmente importante lo tenemos en Estados Unidos. Es obvio, ahí están las subastas de...

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