Sainz en su búsqueda temprana

AutorRafael Rodríguez Castañeda

¿Desempeña el escritor una fun- ción específica en el mundo actual?

-Sí, creo que sí. El escritor tiene que luchar por hacer del mundo un lugar apto para la vida de la imaginación. Su misión es también hacer la revolución, o pugnar al menos porque ésta se realice. Pienso que los libros son el resultado frustrado de esta lucha.

-¿Guía al escritor su compromiso con la sociedad?

-No puede, no debe estar comprometido con la sociedad. Lo está, sí, con su tiempo y consigo mismo. Está obligado a guardar fidelidad a su impulso para el cambio. Quiero aclarar que este compromiso es para el escritor en tanto que es un intelectual. En cuanto a su oficio, su único compromiso es escribir bien.

-¿Ha cambiado la función del escritor?

-Sí. En algún momento fue el develador de las costumbres sociales y de la corrupción. Ahora cumplen esa labor la televisión y el cine. La novela ha vuelto a sus orígenes, y se contrae ahora a problemas de lenguaje.

-¿Pero cumple todavía su misión de comunicar al autor con las masas?

-La novela no está destinada a las masas. Me niego a creer en el arte colectivo. Las clases medias, por ejemplo, no necesitan de la novela; les basta leer su diario deportivo y ver sus programas de televisión. La novela contemporánea está dirigida a un público culto, educado, formado por intelectuales.

-¿Quiere decir que no aspira a tomar un mayor número de lectores?

-El lector medio casi siempre prefiere a los malos escritores. Una cultura degenera en cuanto es más amplio el mercado de libros. El nivel literario es muy bajo en los países donde los tirajes de libros son altos.

-Sin embargo en Estados Unidos...

-En Estados Unidos el autor escribe con el pensamiento fijo en el gigantesco mercado potencial de lectores. Hace una literatura puramente comercial. En algunos países europeos se da el mismo caso. De allí el éxito, por ejemplo, de Papillon.

-¿Qué opina usted de Henry Charriére?

-Su lenguaje es de una pobreza absoluta.

-¿Cómo querría usted culminar su carrera de escritor?

-La literatura no es una carrera. Es un proceso de búsqueda y encuentro de una identidad.

-¿Qué características ha tenido este proceso en su caso?

-Lo inicié por la ruta del periodismo, que mi propio padre me trazó. A los diez años hice mi primera revista. Pasada la adolescencia sentí unos deseos muy grandes de decir cosas, y para hacerlo escogí la literatura.

-¿Cuáles eran entonces las cosas que quería expresar?

-Pretendía describir el insólito mundo de la adolescencia. Durante mucho tiempo sentí necesidad de retenerlo, aferrán-dome a él como suelen hacerlo algunas señoras al contar sus enfermedades.

-¿Son ahora de otro tipo sus asuntos literarios?

-Nuevas lecturas, cine, otras amistades, modificaron mi punto de vista sobre la literatura y sobre lo que puede contarse en una novela. Escribo de sensaciones comunes, soledad, opresión, todo lo que puede fatigar muchos de nuestros días.

-¿En qué grado sus novelas están basadas en la realidad?

-Todo es real, aun cuando...

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