Las rutas divergentes de América Latina

AutorOlga Pellicer

Las conclusiones fueron heterogéneas por lo que toca a lo novedoso de los hallazgos o a lo atinado de las propuestas. No hay duda de que se atraviesa por un momento de grandes cambios en el panorama político y económico internacional, una de cuyas manifestaciones más importantes es el desplazamiento del poder económico de Occidente a Oriente. Esto último ha tenido un gran impacto en América Latina (AL); en efecto, sería difícil entender la situación actual y el futuro de la región sin tomar en cuenta el hecho de que China es ahora el socio comercial más importante de países como Brasil, Chile o Perú.

Sin embargo, tal circunstancia no ha propiciado una relación política más intensa y bien articulada de AL con el gigante asiático. Hay un desconocimiento generalizado de su historia, costumbres y formas de operar. No está a la vista ningún intento de actuar coordinadamente hacia él para mejorar la posición negociadora de un grupo de exportadores de materias primas. Así, en la relación con China sale a la luz la incapacidad de América Latina de ser un actor que fortalece su posición negociadora sumando esfuerzos y hablando con una sola voz.

Lo cierto es que ante una situación internacional que se transforma aceleradamente, el papel de Latinoamérica es secundario. Mantiene los elementos comunes que hermanan a sus integrantes, algunos de signo positivo, como la cultura; otros de signo negativo, como la desigualdad y la violencia (más que en África). Pero la posibilidad de afianzar modelos de desarrollo exitosos se le escapa, mientras camina con dificultades sobre los numerosos proyectos de integración que no llegan a consolidarse.

América Latina ha sido muy prolífica en imaginar y establecer proyectos de integración, algunos subregionales y otros destinados a unificar a la región entera, incluyendo el Caribe inglés. A pesar de tales antecedentes, se encuentra dividida sin acercase a la unidad dentro de la diversidad que tanto promueve, con buenos argumentos, la Cepal.

La división proviene de diversas circunstancias. Algunas de corte ideológico, como es el socialismo del siglo XXI que persiguen las naciones del Alba encabezadas por Venezuela, al que pertenece toda la izquierda radical formada por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba. La división también está marcada por ejes geográficos Norte-Sur y Este-Oeste. La línea Norte-Sur se trazó desde el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cuando, bajo el liderazgo de Brasil...

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