...y Rusia se encrespa

AutorPatricia Lee

"A pesar de lo que diga Washington, el objetivo de una operación militar sería cambiar el régimen en Siria a través de la destrucción de su potencial militar", tuiteó el 28 de agosto Alexei Pushkov, cabeza del Comité de Relaciones Internacionales del Parlamento.

Si bien el canciller ruso Serguéi Lavrov aseguró que Moscú "no piensa entrar en guerra con nadie", el jueves Rusia anunció sus planes de aumentar la presencia naval en el Mediterráneo. La agencia de noticias Interfax informó que el Kremlin enviará un barco antisubmarinos de la flota Norte, además de los buques Moskva y del crucero Va-riag, armado con misiles.

China y Rusia siguen impidiendo cualquier resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a favor de una respuesta armada, que consistiría en ataques aéreos a instalaciones militares sirias.

Si bien es posible que el Consejo de Seguridad apruebe una condena al régimen sirio, no habrá ninguna autorización de acción militar. Esta posición se ha visto favorecida por las crecientes dificultades de Londres y Washington para organizar el ataque y parece prevalecer la idea de esperar al informe de los inspectores de la ONU que viajaron a Damasco para determinar las responsabilidades del letal ataque, informe que puede demorar varios días.

En esas circunstancias cobra peso la intervención rusa en favor de una salida negociada. El pasado 29 de agosto la canciller alemana Angela Merkel pidió al presidente Vladimir Putin que se sume a las presiones internacionales contra Siria, pero, según el portavoz de la jefa del Estado alemán, Ste-ffen Seibert, los dos líderes han intentado que el conflicto se resuelva de manera política con una conferencia internacional para pacificar la zona.

Moscú teme quedar atrapado en las redes occidentales, como sucedió en Libia en 2011, cuando el entonces presidente Dmitri Medvédev no utilizó su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir el establecimiento de una zona de prohibición de vuelo contra el régimen de Ga-dafi, operación que culminó con la muerte del dictador.

"Desde el punto de vista ruso, cada vez que Moscú accedió a las demandas occidentales y ayudó a resolver algún problema político, el resultado fue desfavorable, como en Libia", dice a Proceso desde la capital rusa el analista Fiodor Lukyanov, director de la revista Rusia en la Política Global.

En declaraciones al canal de televisión Rain.ru el 26 de agosto, Georgi Mirsky, del Instituto de Economía Internacional y...

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