Rojas y Pacheco, recuento de una amistad

AutorLa Redacción

Rojas llevaba algunos ejemplares de su segundo libro, Contra la muerte, que acababa de publicarse en una nueva edición en Cuba. Le obsequió uno a Pacheco, entonces de 26 años de edad. Así comenzó una amistad que fue acrecentándose cada vez que ambos poetas volvían a encontrarse, como sucedió al año siguiente, cuando coincidieron en La Habana, Cuba, como jurados del premio de poesía Casa de las Américas, que en ese 1966 obtuvo el también chileno Enrique Lihn con su libro Poesía de paso.

En esa ocasión, mientras el resto de los jurados visitaba otros puntos de la isla, Pacheco y Rojas permanecieron en el hotel Habana Riviera. Allí tuvieron oportunidad de conversar holgadamente. Pacheco dice que su idea de la poesía cambió por completo después de esos días. “Rojas me enseñó a leer de una manera que yo no había imaginado antes”.

Volverían a encontrarse a finales de los años setenta en Caracas, Venezuela, donde Rojas vivía. En la década...

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