Rodolfo Navarrete Vargas / Liberar por liberar

AutorRodolfo Navarrete Vargas

Los esfuerzos en los últimos años del Banco de México por combatir la inflación se están viendo amenazados por dos eventos que han sucedido en el transcurso de pocas semanas: por un lado, la depreciación del tipo de cambio que provocó el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos; y, por otro lado, el aumento en el precio de la gasolina dispuesto por la Secretaría de Hacienda a partir del 1 de enero del presente año.

Desde el 8 de noviembre, fecha en que se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos, hasta el cierre de la semana pasada, el peso se depreció en casi 13 por ciento, lo cual ha elevado fuertemente la probabilidad de observar un traspaso inflacionario. A consecuencia de ello, el promedio de los economistas elevó más de medio punto porcentual sus expectativas de inflación para 2017 (3.37 por ciento el 7 de noviembre a 4.11 por ciento el 6 de diciembre), a la vez que empezó a considerar que este fenómeno podría tener repercusiones de mediano plazo al subir peligrosamente sus expectativas sobre la inflación promedio para los próximos 4 años.

Lo preocupante es que este fenómeno está aún lejos de acabar. Como se sabe, desde que se conocieron los resultados electorales en Estados Unidos el tipo de cambio ha observado dos grandes movimientos: uno, inmediatamente después del triunfo de Donald Trump, y, el otro tras conocerse que Ford había cancelado la construcción de una nueva planta automotriz por mil 600 millones de dólares en San Luis Potosí. Esto último no sólo afecta la inversión en México y el potencial de crecimiento económico en el futuro, sino que también afecta las finanzas externas, al descobijar el financiamiento sano de la cuenta corriente de la balanza de pagos, variable clave que se encuentra detrás del debilitamiento del peso. La última amenaza de Donald Trump a Toyota sobre sus inversiones en México parece indicar que la desinversión extranjera se sostendrá en el futuro.

Por otro lado, el Gobierno acordó la liberación del precio de la gasolina a partir de este año, para lo cual dispuso como paso previo un aumento en el precio de dicho combustible, que va desde 14 a 21 por ciento, mismo que podría ir subiendo o bajando en la medida en que vaya completando el proceso de liberalización.

Es poco cuestionable la liberalización del precio de la gasolina y sobre todo la intención de eliminar subsidios regresivos que favorecen a los que más tienen. Sin embargo, hay dos puntos...

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