Rodolfo Navarrete Vargas / Con alfileres

AutorRodolfo Navarrete Vargas

Todo parece indicar que una vez más la economía mexicana pende de alfileres y todo debido a la negativa de las autoridades gubernamentales a enfrentar los choques a través de una mayor astringencia fiscal.

A la inquietud e incertidumbre que ha provocado la renegociación del TLCAN y, en alguna medida, al desenlace del proceso electoral mexicano de julio, se le acaba de agregar la aprobación de la reforma tributaria en Estados Unidos, misma que al recortar la tasa federal del impuesto a la renta de las empresas de 35.0 por ciento a 21.0 por ciento; establecer una tasa de 15.5 por ciento para las utilidades repatriadas si son líquidas y de 8.0 por ciento de activos no líquidos; y, permitir la depreciación inmediata del 100 por ciento de la inversión en maquinaria y equipo, entre otras medidas, rompe el "equilibrio" tributario en todo el mundo, por lo que son de esperar múltiples reacciones, pudiendo ser México el más perjudicado por ser uno de los países que más interdependencia tiene con Estados Unidos.

No obstante, no hay que perder de vista que la reforma tributaria permite al Gobierno americano corregir la desventaja que mantenía su sistema impositivo con respecto al del resto de países desarrollados, en especial de los de la OECD, quienes en promedio tributan alrededor del 25.0 por ciento de las utilidades contra 35.0 por ciento del sistema americano.

A consecuencia de ello bien puede pensarse que se trata de una reforma de carácter irreversible, aunque la forma de instrumentarla, sin recortes del gasto y sin fuentes alternas que compensen la pérdida de ingresos públicos, hace que ésta sea insostenible a lo largo del tiempo. No sólo porque la relación deuda a PIB es muy elevada, sino también porque se aplicará en circunstancias en que las tasas de interés están en aumento, tanto por decisiones de política monetaria, como porque su instrumentación en la fase alta del ciclo económico estadounidense, alentará probablemente más a la inflación que al crecimiento. A la larga, para sostener la reforma, el Gobierno americano tendrá que reducir el gasto y/o aumentar otros impuestos y, en última instancia, ejercer su poder monopólico sobre la creación del dólar para financiar el déficit fiscal que alimentará.

Al menos hay tres vías por las que la reforma tributaria estadounidense podría afectar a México, y cuyos efectos ya han empezado a manifestarse sobre las principales variables financieras. En primer lugar, es de esperar que caiga el flujo de...

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