La revuelta del futbol

AutorAnne Vigna

RÍO DE JANEIRO.- La imagen fue totalmente insólita en el "país del fútbol": el sábado 15 la presidenta Dilma Rousseff inauguró la Copa Confederaciones en medio de abucheos y chifli-dos que durante ocho minutos lanzaron los asistentes al estadio Nacional de Brasilia. A su lado, el presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), Joseph Blatter, pedía "respeto por favor, queridos amigos del fútbol", lo que redobló la ira de los aficionados.

Afuera del estadio la policía reprimía una manifestación, la cual estaba prohibida en virtud de las nuevas leyes adoptadas especialmente para los eventos deportivos internacionales. Pero los manifestantes lograron su propósito: los medios de comunicación difundieron a todo el mundo sus consignas y carteles. La frase de uno de éstos fue elocuente: "Necesitamos salud y educación, no estadios".

Desde el pasado 10 de junio las ciudades brasileñas viven intensas jornadas de protesta en contra del aumento del costo de vida -en particular por el incremento en los precios del transporte público- y en contra de la expulsión de habitantes de las favelas y otros barrios debido a la construcción de inmuebles e infraestructura turística y deportiva destinados a los grandes eventos que el país organiza: el Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016.

De hecho, el sábado 15, mientras la Copa Confederaciones comenzaba en Brasilia, equipos de fútbol integrados por habitantes de las favelas de Río de Janeiro llevaron a cabo la "Copa Popular contra los desalojos". El torneo -que se realizó en el barrio Gamboa, contiguo al puerto- lo ganó el equipo de la favela La Providencia.

La Providencia

La Providencia es considerada la primera favela de América Latina. Viven en ella 4 mil 900 personas. Se encuentra en el mero centro histórico de Río. Sus casas pequeñas de ladrillo se amontonan en un cerro. Sus calles son estrechas y entre las viviendas cruzan miles de cables de electricidad instalados de manera tan precaria que a veces provocan apagones en toda la comunidad.

Las autoridades municipales consideraron que La Providencia podía ser un lugar turístico... Y empezaron los desalojos de residentes y la demolición de sus viviendas.

Márcia Regina vive desde hace 53 años en La Providencia. Cuando ella mira el cielo se topa con el teleférico que, a partir de julio próximo, llevará turistas a su favela. Las autoridades del municipio presentaron el teleférico como "indispensable": ningún turista subiría las laderas y escaleras como lo hacen desde siempre los habitantes.

Márcia tiene su casa frente a lo que fue la plaza de la comunidad y que hoy en día alberga el inmueble del teleférico. Márcia dice que la mitad de las familias de su edificio se fue "engañada".

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