Revolución y finanzas públicas. El caso del Estado de México, 1910-1928

AutorPaolo Riguzzi
Introducción

La cuestión del impacto de la Revolución mexicana sobre el crecimiento económico es una cuestión abierta, a la que, pese a su relevancia, la historiografía ha dedicado poca atención. Después de la contribución pionera de Womack de 1978, no hay otro estudio dedicado a este tema hasta Haber y Razo (1998). Estos dos trabajos parten de la revisión crítica de la idea de que los eventos de los años diez hayan afectado de manera importante la economía mexicana. Ambos coinciden en la conclusión de que los efectos negativos se manifestaron esencialmente en el corto plazo, y fueron absorbidos con gran rapidez. Womack considera que las visiones tradicionales se fincaban en el concepto de "destrucción" producida por la Revolución, y para criticarlas lo adopta como categoría de su análisis, concluyendo que como la destrucción de la planta productiva fue muy limitada la economía mexicana no resintió. Por su parte, Haber y Razo utilizan a México como caso de estudio para comprobar los supuestos y las teorías existentes acerca de la relación entre inestabilidad política y crecimiento económico. Su análisis se basa sobre el desempeño de un conjunto de empresas del sector industrial mexicano, en cuanto a nueva inversión, mercados y productividad, en las tres décadas posteriores a la Revolución. Curiosamente, en los dos estudios no se toman en consideración los problemas de los sectores que, según la información disponible, fueron mayormente afectados por el proceso revolucionario: transporte, sistema bancario, finanzas públicas. En los tres casos, es posible constatar cómo el significado central de la Revolución no fue la destrucción de activos físicos, sino la desarticulación de las jerarquías empresariales, la alteración de la naturaleza económica de las organizaciones, la pérdida de capital humano al interior de ellas y la desconfianza externa. Hasta en la industria ferroviaria, tales aspectos fueron mucho más importantes que la voladura de material rodante y rieles. De la omisión de estos casos, y en ausencia de datos confiables sobre la evolución del PIB, se deriva un posible sesgo que obstaculiza la precisión del balance general acerca de las consecuencias de la Revolución sobre la economía.

Nuestro intento es el de ofrecer información y análisis que contribuyan a minimizar dicho sesgo y, en función de ello, nos ocupamos de un aspecto poco tratado: las finanzas públicas de una entidad federativa. El caso de estudio seleccionado es el Estado de México, en el periodo 1910-1928. La elección se finca en las siguientes razones. Se trata de un estado grande en términos de población, ubicado en el área del centro del país y caracterizado por una experiencia relativamente pasiva de la Revolución, esencialmente "importada" desde Morelos en su versión zapatista o de la capital por lo que se refiere a las otras facciones. Enfocar una economía regional como marco del análisis permite una comprensión de los problemas hacendarios locales y de su articulación con los nacionales, lo cual define una escala de observación muy eficiente para la medición de los procesos de interacción entre economía y política, en el contexto de la Revolución.

El estudio tiene dos objetivos: por un lado, entender de qué manera y hasta qué punto el ciclo de conflictos militares y políticos de la Revolución mexicana afectó las finanzas públicas y el sistema fiscal en el Estado de México; por el otro, evaluar las repercusiones que ello pudo tener en la economía pública estatal, esto es, el terreno en el que la situación del erario se vincula con el bienestar de los ciudadanos mediante la asignación del gasto y los bienes y servicios ofrecidos. El trabajo se estructura de la siguiente manera. El punto de partida será uno de los últimos años de normalidad hacendaria prerrevolucionarios, 1910, y el análisis se extenderá hasta finales de la década de 1920, antes de que la crisis internacional de 1929 afectara la economía mexicana. El análisis está organizado en tres partes. En la primera, se aborda el examen cuantitativo de los ingresos y egresos estatales en el periodo considerado; en la segunda, se analizarán los mecanismos de derrumbe y los problemas de reorganización de la hacienda pública en sus etapas causales y temporales; y finalmente, en la tercera, se evaluarán las consecuencias de la marcha hacendaria sobre los niveles y las condiciones de vida en el estado.

La evolución cuantitativa

Hemos reconstruido los ingresos y egresos del Estado de México, sea en términos nominales que reales (véase cuadro 1). Hasta hace poco, la ausencia de un deflactor confiable impedía la transformación de las cifras nominales en valores a precios constantes. La aparición de un nuevo índice del costo de la vida en la ciudad de México para el periodo 1886-1929, muy cuidadoso, permite ahora ensayar un acercamiento a la evolución de los ingresos en términos reales.

Cuadro 1

Ingresos y egresos estatales, corrientes y deflactados, 1909-1928


Ingresos corrientes Ingresos reales ($1900) Egresos corrientes Egresos reales ($1900)
1909 1.623.205 1.140.652 1.548.779 1.088.351
1910 1.558.986 1.016.354 1.673.211 1.098.821
1911 1.365.994 881.286 1.608.259 1.037.586
1912 1.265.644 803.227 1.405.048 891.697
1913 n.d. n.d. n.d. n.d.
1914 n.d. n.d. n.d. n.d.
1915 890.579 n.d. 1.098.588 n.d.
1916 1.134.233 n.d. n.d. n.d.


1917 1.304.411 444.812 1.534.000 523.103
1918 1.272.578 398.946 1.273.721 399.304
1919 1.706.000 524.737 n.d. n.d.
1921 1.736.329 578.025 1.734.233 577.327
1922 2.085.245 869.649 2.259.651 942.385
1923 2.171.657 983.897 2.231.239 1.010.891
1924 2.178.113 959.521 2.180.772 960.692
1925 2.399.875 954.984 2.490.269 990.954
1926 2.756.118 1.082.529 2.876.960 1.129.992
1927 2.672.532 1.081.997 2.920.555 1.182.410
1928 2.796.092 1.278.726 2.895.704 1.324.295

Notas: Hasta 1919, las cifras se refieren a años fiscales (salvo 1915) que empiezan el 1 de julio del año especificado y terminan el 30 de junio sucesivo; a partir de 1921, a años naturales. Los ingresos de 1915 son netos de la emisión de billetes, y han sido calculados con los cortes de caja de enero a diciembre. Los datos nominales han sido deflactados usando el índice AB de Gómez Galvarriato-Musacchio. "Un nuevo…", art. cit., p. 76; dicho índice está expresado en años naturales, y por lo tanto se ha promediado cada pareja de años para convertirlos en años fiscales.

* = Estimación basada en los egresos de un semestre.

Fuentes: Paolo Riguzzi. "El difícil camino hacia la modernidad: la hacienda pública del Estado de México, 1870-1923", en C. Marichal-M. Mino-P. Riguzzi. Historia de la hacienda pública del Estado de México: El Colegio Mexiquense / Gobierno del Estado de México, México, 1994, vol. i; Gaceta del Gobierno, 1915-1929 (el título varía, por comodidad se cita siempre de esta forma).

Una mirada de conjunto a la evolución de estos indicadores de la marcha hacendaria permite decir lo siguiente. En primer lugar, durante la década de 1910 hubo una drástica caída de los ingresos fiscales: hacia mediados de la década se habían reducido aproximadamente a la mitad con respecto a los niveles nominales de antes de la Revolución, y a 40 por ciento de los reales (en 1917). Aunque los datos son incompletos y en cierta medida contradictorios, ello corresponde al desmoronamiento de la hacienda estatal durante los años del conflicto armado entre las diferentes facciones revolucionarias y de las emisiones cartáceas descontroladas. En términos nominales, la baja de los ingresos se recuperaría en 1919, cuando se alcanzaron nuevamente los niveles anteriores a la Revolución. Sin embargo, el dato nominal es de utilidad muy limitada, debido a la fuerte pérdida de poder adquisitivo de la moneda por la hiperinflación de los años diez y los aumentos de principios de la década sucesiva. Si se convierte a precios constantes, con todas las salvedades ligadas a la aplicabilidad del índice de precios de la ciudad de México el resultado es, en cierta medida, asombroso. En pesos de 1900, el nivel de los ingresos recuperó el nivel de 1909-1910, sólo en 1928. De esta manera, mientras que la tasa de crecimiento medio anual de los ingresos nominales fue -5 por ciento entre 1909 y 1916, y 7.2 por ciento entre 1917 y 1928, una vez deflactadas las cifras tenemos dos etapas: 1909-1919, con un crecimiento anual negativo de -10.6 por ciento, y 1920-1928, con una tasa positiva de 10.45 por ciento. En conjunto, en todo el periodo tendríamos en términos reales, un incremento medio anual muy leve, 0.6 por ciento.

Cuadro 2

Tasas de crecimiento anual de los ingresos, 1909-1928


1909-1916 1917-1928 1909-1928
Nominales -5% 7,2% 3,5%
Reales -106% 10,4% 0,6 %

Fuentes: cálculos basado en cuadro 1.

Por lo que atañe a los egresos, las tendencias y los ritmos de su evolución no son disímiles a las de los ingresos. Sólo entre 1910 y 1913 hallamos una divergencia, que los primeros se expanden, a raíz del gasto militar, mientras los segundos se contraen, generando un déficit que consumió las Reservas estatales. En los años sucesivos, aun en ambiente deficitario, la caída de los egresos sigue la de los ingresos hasta que, alrededor de 1920, en términos nominales éstos recuperan los niveles de antes de la Revolución y luego los superan, mientras que se reducen aparentemente las proporciones del déficit. Esta imagen dista mucho de la dimensión real de los hechos y de la experiencia de la hacienda estatal. En primer lugar, como ya se ha explicado en los ingresos, una vez deflactadas las cifras, se obtienen resultados muy diferentes, en los que sólo a mediados de la década de 1920 los gastos retoman el nivel de antes de la...

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