Empresa/ Resurrección

AutorAlberto Barranco Chavarría

Estamos hablando de un total de 11 mil 600 créditos redescontados por intermediarias financieras no bancarias, especialmente uniones de crédito, cuyo monto nominal alcanza 3 mil 500 millones de pesos... de un global de 120 mil a que ascendió la bola, tras la fallida intentona del Fideicomiso de Recuperación de Cartera (Fiderca), de ubicar de lo perdido lo que aparezca.

Lo interesante del caso, por más que tradicionalmente la primera exhibición en el escaparate integra lo mejorcito, o si lo prefiere lo menos peorcito de la mercancía, en este caso los préstamos con existencia de algún tipo de garantías, es que la entidad vendedora, el Fideicomiso Liquidador de Instituciones y Organismos Auxiliares de Crédito (Fideliq), espera una recuperación de 25 centavos de cada peso...

Estamos hablando, pues, del doble al que debieron subastarse algunos préstamos hipotecarios de la Banca comercial privada rescatados en su momento por el barril sin fondo del Fobaproa.

La posibilidad de lo que sería la gran hazaña, empero, se sustenta en el trabajo previo de cimentación realizado por la instancia a lo que se ubicó en su momento como el Fobaproa II para la Banca oficial.

A diferencia de la improvisación con que trabajó el Fiderca, cuya mayor debilidad era justo su dependencia del Banco de desarrollo, el Fideliq no sólo ha intentado la actualización de las garantías en la mesa, sino depurado aquellas que no empataban con el supuesto valor aceptado sin más por Nacional Financiera.

Se diría que el Gobierno finalmente tomó con seriedad el asunto, en la certeza de la magnitud del golpe al país. Lo que está en juego, a la vera del estrepitoso fracaso de la política salinista de comprar votos por préstamos, es ni más ni menos que el monto esperado de recaudación por la frustrada propuesta fiscal del Presidente Vicente Fox.

Más aún, parecería absurdo que se aliente un foco de ira de la población y de pasadita se ponga en jaque la credibilidad del Banco de México ante el anuncio del desmantelamiento de los subsidios eléctricos en un margen de 10 mil millones de pesos, y se soslaye la posibilidad de perder, al menos, ocho tantos más.

Lo cierto es que tras su tropiezo inicial por la venta de los activos del alguna vez Hotel Casino De la Selva de Cuernavaca, sin una cláusula al calce para obligar al comprador a respetar el patrimonio artístico anexo, por más que la advertencia le correspondía en tal caso al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Fideliq ha...

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