Responsabilidad social. Tarea de todos

AutorAna María Cormick
Páginas30-39

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Somos cada vez más conscientes de que la gran familia humana está consumiendo los recursos de la naturaleza y contaminando la biosfera a escalas y velocidades que ponen en peligro la convivencia mundial, el equilibrio dinámico y la capacidad de sustentación del ecosistema planetario.

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La respuesta a este fenómeno se formula con base en el principio de sostenibilidad, que da lugar al concepto de desarrollo sostenible como síntesis integradora entre medio ambiente y desarrollo.

La idea general que subyace alrededor de la sostenibilidad del desarrollo humano se encuadra en una nueva ética para compatibilizar la necesidad de las comunidades a corto y largo plazo, optimizando el uso de los recursos ambientales, económicos, sociales y culturales.

Antecedentes

En la segunda mitad del siglo XX se producen grandes transformaciones económicas y geopolíticas que modifican las relaciones entre el sistema humano y el medio ambiente. Desde la Conferencia de Estocolmo en 1972 a la Conferencia de Río en 1992 (organizadas por Naciones Unidas sobre Medio ambiente humano y Medio ambiente y desarrollo, respectivamente), se van apreciando distintos procesos de acercamiento progresivo en la interpretación conjunta de los problemas del desarrollo y del medio ambiente. En este sentido, existe un reconocimiento explícito de la complementarie-dad entre el desarrollo económico-social y la protección ambiental.

Al iniciarse la década de los setenta, las cuestiones relacionadas con la protección del medio ambiente y con el desarrollo se planteaban en un tono menor. La época de bonanza económica que entonces se vivía, legitimaba la ideología desarrollista dominante, consagrando la veneración por el crecimiento económico cuantitativo.

A principios de los noventa se consagra la relación medio ambiente-desarrollo y se acepta la plena integración de este binomio. No existe verdadero desarrollo sin preservar y mejorar las bases ambientales sobre las que éste se sustenta. Tampoco es posible mantener la salud ecológica de la biosfera sin garantizar el desarrollo integral (económico, social y cultural) de la sociedad humana en su conjunto.

Por otra parte se comienza a hablar de desarrollo sus-tentable, pues se reconoce la finitud del capital natural. La eco-interdependencia (tanto económica como ecológica), la supervivencia colectiva y la seguridad global, aportan nuevas vías de análisis para definir con mayor precisión la interrelación medio ambiente-desarrollo y para reforzar su proceso de integración hasta intentar conceptualizar el desarrollo sostenible, que ha sufrido variaciones desde los años setenta.

A pesar de haberse explicitado en los años posteriores, su uso no se generalizó hasta que la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo (CMMAD) editó su Informe en 1987, bajo el título Nuestro futuro común. EnPage 32él, por desarrollo sostenible se entiende aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometerla capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades (Comisión Brundt-land, 1987).

Esta idea encierra dos conceptos fundamentales:

• El de necesidades, en particular las esenciales de los pobres, a los que se debería otorgar prioridad preponderante.

• Y el de las limitaciones que imponen los recursos del medio ambiente, el estado actual de la tecnología, la organización social, y la capacidad de la biosfera de absorber los efectos de las actividades humanas.

Se considera entonces al desarrollo sostenible como un proceso de cambio continuo (en lugar de un estado de armonía fijo) en el cual la utilización de los recursos, la orientación de la evolución tecnológica y la modificación de las instituciones están acordes con el potencial actual y futuro de las necesidades humanas.

Las estrategias urgentes que propone la CMMAD (1987) para seguir la senda de la sostenibilidad responden a objetivos básicos tales como:

• Revitalizar el crecimiento.

• Cambiar la calidad del crecimiento.

• Satisfacer las necesidades esenciales de trabajo, alimentos, energía, agua, higiene, etcétera.

• Conservar y acrecentar la base de los recursos.

• Reorientar la tecnología y controlar los riesgos.

• Integrar la economía y el medio ambiente en la adopción de decisiones.

Todos ellos muy loables, pero que deben ser puestos en acción de inmediato, pues el tiempo corre, las necesidades apremian y es indispensable lograr un equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, así como sentar las bases para una asociación entre países, gobiernos y sectores de la sociedad civil, sobre la comprensión de las necesidades y los intereses comunes.

La humanidad ha llegado a un punto crítico, según se manifestó en la Cumbre de la Tierra en 1992. El modelo económico que ha producido riqueza y poder sin precedentes para una minoría privilegiada del mundo, no es sostenible en términos globales porque ha generado riesgos y desequilibrios que amenazan el futuro de toda la sociedad, tanto de los ricos como de los pobres.

Una transición global a una nueva fórmula de desarrollo que sea sostenible, tanto en términos ambientales y humanos como económicos, parece ser la respuesta estratégica más viable. Esto sólo se puede lograr mediante una nueva alianza mundial que incluya a ricos y pobres, basada en cambios fundamentales de la conducta económica y de las relaciones humanas.

Lo antes enunciado es lo que debería ser, pero América Latina en general,yArgentina en particular, muestra una grave situación de exclusión social. Hoy, grandes sectores de la población continúan con sus derechos básicos sistemáticamente vulnerados. Esta situación ha configurado una sociedad profundamente desigual e inequitativa, en la que la mayoría de la población parece condenada a un destino de exclusión a todos aquellos bienes que permiten sustentar las condiciones indispensables para una vida digna. Estas realidades exigen acciones concretas e inmediatas.

El nuevo siglo coloca al hombre frente a los desequilibrios que él mismo ha provocado, y da lugar a que se cuestione quién debe solucionar el daño al medio ambiente, la explotación irracional de los recursos, la contaminación en sus más diversas formas y la violencia instalada en mayor ó menor grado en todas las...

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