Al relevo, cuates y juniors

AutorArturo Rodríguez García

Por las noches, cuando Aurelio Ñuño Mayer entraba al comedor del edificio Hilda Besse, en el St. Antony's College de la Universidad de Oxford, donde suelen coincidir alumnos de cerca de 70 países, un saludo se repetía a su paso: "Welcome, mister president".

Benito Mirón -de prolongada estancia en esa universidad, donde obtuvo maestría y doctorado en ciencia política y con quien Aurelio Ñuño coincidió, al menos en el comedor, entre 2006 y 2008- dice al reportero que no había carga peyorativa en el apodo que se expandió más allá del Centro Latinoamericano (Latin American Centre), y que se debía a las apasionadas conversaciones que el ahora secretario de Educación intentaba sostener sobre política en medio del barullo estudiantil.

Ñuño no dio de alta su licenciatura en el Registro Nacional de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública (SEP), sino hasta 2013. Su posgrado sigue sin estar registrado. Pero, a su regreso a México, pronto fue conocido como "el maestro", y así se le presentó en diferentes actos oficiales. Desde el inicio del actual sexenio asumió un protagonismo inusitado como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, cargo que el Latin American Centre de Oxford celebró en su oportunidad.

Hasta entonces, Ñuño había pasado seis años como uno de los tantos asesores que pululan en el Senado, desde que realizó su pasantía como aspirante a poli-tólogo por la Universidad Iberoamericana (UIA). Siete años después de su estancia en Europa, es uno de los colaboradores cercanos al presidente Enrique Peña Nieto que, con los cambios al gabinete anunciados el jueves 27, se suman a las tempranas apuestas por la sucesión presidencial. El destierro de la mayor parte de la vieja guardia que acompañó a Peña Nieto en la construcción de su candidatura y en el gabinete durante la primera mitad de su gobierno, posibilitó que, como en el caso de Ñuño, un grupo de amigos del mandatario se catapultara al primer nivel de la administración pública.

Los desplazados

Con problemas de salud y anulado durante el proceso de reforma educativa por las tensiones con el magisterio disidente, el veterano mexiquense Emilio Chuayffet Chemor (de 63 años) entregó la titularidad de la SEP a Ñuño (de 37 años), en un movimiento emblemático del relevo generacional que se concretó el jueves 27.

Con Chuayffet, los políticos mayores de 60 años que fueron secretarios de Estado quedaron desterrados. Las excepciones: el de Energía, Pedro Joaquín Coldwell (65 años), y el de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza (de 66). También la secretaria de Salud, Mercedes Juan López (73 años), y la procuradora Arely Gómez (de 62), aunque ellas dos tienen un perfil más técnico que político. Los otros veteranos corresponden a la cúpula de las Fuerzas Armadas, casi inamovible cada sexenio.

Otro relevo fue el de Juan José Guerra Abud (63...

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