Reivindicación y cancelación de los títulos de crédito
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Los títulos de crédito sirven fundamentalmente para documentar el crédito, el cual se define como el conjunto de operaciones que suministran riqueza presente a cambio de un reembolso futuro.
Los títulos son una especie dentro del género de documentos, por lo que se dice que todo título de crédito es un documento, pero no todos los documentos son títulos de crédito. En los títulos de crédito, el documento es condición necesaria y suficiente para atribuir el derecho.
Como se sabe, los títulos de crédito son de gran utilidad, pues su emisión, expedición, endoso, aval o aceptación y las demás operaciones que en ellos se consignen son considerados actos de comercio y sobre todo, existe una enorme variedad de ellos, como los cheques, los pagarés, las letras de cambio, etcétera, los cuales representan un derecho para sus poseedores (personas físicas y morales).
Así, la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC) señala que cuando los títulos se extravían, se roban, se destruyen, se mutilan o se deterioran gravemente, procede su reivindicación o cancelación, según el caso.
Para mejor comprensión, a continuación se proporcionan la definición y las características de los títulos de crédito, su función y clasificación, así como el procedimiento a seguir para su cancelación y reivindicación.
El artículo 5o. de la LGTOC define a los títulos de crédito como los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna.
Otra definición indica que los títulos de crédito son los documentos necesarios para ejercitar (función de legitimación) y transferir (función de transmisión) el derecho en ellos consignado, el cual por efecto de la circulación y en tanto que ésta tiene lugar por los medios propios de los títulos de crédito, se considera literal y autónomo frente a quienes los adquieren de buena fe.
Entre las características más sobresalientes de los títulos de crédito se encuentran las siguientes:
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Incorporación. Se dice que el derecho está incorporado al título de crédito, porque se encuentra tan íntimamente ligado a él que sin la existencia de dicho título tampoco existe el derecho ni, por tanto, la posibilidad de su ejercicio.
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Legitimación. Los títulos de crédito otorgan a su tenedor el derecho de exigir las prestaciones en ellos consignadas. La posesión y presentación del título de crédito legitima a su tenedor: lo faculta para ejercitar el derecho y exigir la prestación. De esta forma, la legitimación de los títulos de crédito no consiste en probar que el beneficiario es titular del derecho en él documentado, sino en atribuirle el poder de hacerlo valer.
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Literalidad. En la definición de títulos de crédito se hace referencia al "derecho literal", del que se advierte que el derecho y la obligación contenida en un título de crédito están determinados estrictamente por el texto literal del documento.
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Autonomía. Se dice que el derecho incorporado a un título de crédito es autónomo, porque al ser transmitido el título atribuye a su nuevo tenedor un derecho propio e independiente y, consecuentemente, el deudor no podrá oponerle las excepciones personales que podría haber utilizado contra el tenedor anterior.
El gran desarrollo de la vida económica contemporánea tiene como fundamento el crédito, que puede explicarse como el conjunto de operaciones que suministran riqueza presente a cambio de un reembolso futuro. Los títulos de crédito sirven fundamentalmente para documentar tales operaciones. Esta documentación, a través de los títulos de crédito, se realiza con alto grado de seguridad
Los títulos de crédito se clasifican por la doctrina atendiendo a diversos criterios, de los que destacan los siguientes: por el carácter del emisor, por los derechos que incorporan, por su forma de circulación, por su forma de emisión, etcétera. A continuación se indican algunas clasificaciones de los títulos de crédito:
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Públicos y privados. Son títulos de crédito públicos los emitidos por el Estado o instituciones dependientes del mismo (bonos de deuda pública, bonos de ahorro nacional, petrobonos, etcétera).
Son bonos privados los emitidos por particulares.
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Nominados e innominados. Se conoce como nominados a aquellos que están expresamente regulados por la LGTOC y a los cuales ésta da nombre (letra de cambio, cheque, pagaré, etcétera).
Son títulos innominados los que, sin tener regulación legal, han sido creados por los usos mercantiles.
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Unicos y con copias. Son títulos únicos los que no admiten reproducción alguna.
Los títulos duplicables son los que al ser creados pueden ser emitidos en dos o más ejemplares, que representan una sola declaración de voluntad.
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Simples y complejos. Son títulos simples los que representan el derecho a una sola prestación.
Son títulos de crédito complejos los que representan diversos derechos, por ejemplo, las acciones de las sociedades anónimas.
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Principales y accesorios. Son principales los títulos que no se encuentran en relación de dependencia con ningún otro.
Son accesorios los que derivan de un título principal.
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Completos e incompletos. En los títulos completos, el contenido del derecho a ellos incorporado resulta del texto del documento; esto es, en los títulos completos el derecho aparece íntegramente en el documento.
Se habla de títulos incompletos cuando hay que recurrir a otro documento para conocer todo el contenido del derecho.
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Individuales y seriales. Los individuales o singulares son los que se emiten en cada caso, en relación con una cierta operación que tiene lugar frente a una persona concreta o determinada (letra de cambio...
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