Discurso del Rector de la Universidad Anáhuac, Lic. Raymund Cosgrave, con ocasión de la ceremonia de inauguración de la Facultad de Bioética, 22 de mayo de 2002

AutorRaymund Cosgrave
CargoRector de la Universidad Anáhuac
Páginas319-322

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La sociedad contemporánea se pregunta cada vez más con mayor preocupación sobre la validez y oportunidad de innumerables intervenciones científicas, biomédicas y jurídicas que afectan profundamente a la salud, la vida y el bienestar de los seres humanos, e inciden ampliamente sobre el ecosistema en que habitamos. Y, sin duda el desarrollo actual en el campo de las intervenciones biomédicas presenta un rostro ambiguo. Tal vez como nunca hay oportunidades inéditas que pasan delante de nosotros: aprovechar determinadas tecnologías para el diagnóstico, lanzar un nuevo producto farmacéutico o un servicio inesperado para superar discapacidades, modificar algunas pautas en la legislación para propiciar una práctica o protegernos de ella. Esta serie de posibilidades son un reto que exige decisiones acertadas y éticas. Un gran avance científico puede ser nefasto, si no se actúa con respeto por la persona humana.

Todos recordamos que a través de un proceso muchas veces largo y doloroso, proceso que incluyó lamentables escenas de experimentación no consentida sobre seres humanos, intentos de eugenesia racista, excesiva confianza en fármacos que a final de cuentas se revelaron dañosos, la gran explosión de conocimientos biológicos en el siglo XIX y en los inicios del siglo XX fue tomando un rostro más humano.

Sus contrastes, sus enormes riesgos en soberbia científica, en falta de solidaridad o en oportunismo político fueron remontados, gracias a científicos visionarios que supieron armonizar la producción de conocimientos con la responsabilidad social; gracias a filósofos, médicos, enfermeras, familiares y pacientes que reconocieron sus propios derechos y también su papel de beneficiarios responsables y de protagonistas -y no antagonistas- del avance biomédico; gracias a políticos y funcionarios que diseñaron leyes y programas para ordenar los servicios y redistribuir las oportunidades con buenos modelos de educación y salud pública. En ello tuvo un papel de primera importancia la reflexión Page 320 sobre las implicaciones éticas de esos conocimientos y prácticas, formulada con gran valentía y claridad en el marco de algunas universidades y sociedades científicas.

Los grandes avances científicos de nuestros tiempos nos ponen en una nueva situación, en la que los temas de fertilidad, población, transplantes, genética o encarnizamiento terapéutico pueden hacernos recaer en aquella situación de experimentación insensata o de euforia por el...

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